A mí me encantan todas esas historias de tu niñez. Conocer y aprender de dónde vengo es algo que siempre me llamará la atención. Veo la imagen grande donde sale la abuela (no aprendí a decirle bisabuela, sino abuela) y reconozco en sus ojos a la tía Negra. Estoy orgullosa de pertenecer a ese clan. Abrazos Má.
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Sí, hija, hay buenas historias, para recordar y reír. Cuando jugábamos con un trompo, que decía: todos ponen, pon uno, etc, las risas eran inevitables, qué recuerdos.