Por muchas cosas que me han sucedido de manera reciente; estuve hoy reflexionando bastante acerca de la naturaleza de aquellas personas que lo quieren todo sin ninguna clase de esfuerzo o trabajo. Estoy hablando aquí de la realidad del envidioso.
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¿Qué es la envidia? -Definición fuera de los libros de texto
Ahora, estoy plenamente seguro de que todos conocemos la definición de libro de la palabra envidia; pero vayamos más allá de ella. Antes que nada aclaremos que es un sentimiento negativo que embarga a una persona y le hace desear el mal a otras. Por un lado, una persona que siente envidia puede querer lo que otro tiene; o por otro lado también puede darse el caso de que no es así; y solamente no quiere que el otro tenga lo que tiene.
Suena complicado, pero si definimos la envidia en términos simples, es ese sentimiento de insatisfacción o infelicidad que muchas personas sienten cuando ven que alguien tiene algo (algún logro, algún éxito, alguna posesión material o no), que ellos consideran como deseable.
Y la envidia es la base de muchos males en el mundo; a tal punto que se le considera uno de los pecados capitales. O sea, que la envidia forma parte de muchos de los problemas del mundo; ya que es una baja pasión, que a su vez despierta muchas de peores pasiones en la gente: tales como crímenes, odios, rencores, entre otros.
Y aún así, como estamos en la época en que se justifican las cosas más impensables a través de tecnicismos o cosas fuera de lógica o sentido común, muchos pueden hacer parecer la envidia como algo deseable o necesario, porque según ellos, sin la envidia no hubiese salido nunca de las cavernas el hombre. Entonces, muchos se pueden preguntar...
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¿Es útil sentir envidia?
Pero el hombre no salió de las cavernas debido a la envidia, sino debido a su capacidad para aprender a desenvolverse en el medio en que vivía, que es algo muy diferente en realidad.
Ahora, muchas personas se sienten victimas de la envidia de otros (porque realmente lo son); pero muchas otras personas siendo envidiosas, se sienten victimas de sus propios instintos que creen que les obligan a sentir la envidia contra los demás.
Pero en los hechos, la envidia es un sentimiento negativo que se puede combatir y evitar al entender que es completamente inservible. O sea, tenemos que entender que sentir envidia no es realmente útil en nuestras vidas, sino que en vez de eso, nos paraliza y nos hace sentir menos capaces de lograr todo lo que queremos lograr.
Ya que la envidia es como un gran velo que cubre los ojos del envidioso; y no le deja ver que toda persona que logra algún tipo de éxito, es porque se esforzó por lograrlo; y que cualquier persona haciendo el mismo nivel de esfuerzo podría lograr exactamente lo mismo o mejor. Pero no, el envidioso se pierde en el facilismo de no querer ver ni asimilar la realidad; no quiere esforzarse y solo tiene excusas y la fijación mental sobre la condición de aquel o aquellos a los que envidia.
El envidioso cree que merece todo el éxito que no tiene, y que el exitoso no merece tener el éxito del que goza. Pero el mundo y las circunstancias casi siempre premian a quien lo merece, y en esto el envidioso siempre sale perdiendo, por mala persona, y por no tener la capacidad para entender lo que realmente le está limitando.
Tener sana ambición está bien
Las personas exitosas no son envidiosas, sino que antes bien son proactivas; y saben que cualquier cosa que se propongan la pueden alcanzar si se esfuerzan de buena y decidida manera por ello. Los exitosos son personas sanas, mientras que los envidiosos suelen ser personas enfermas de odios, rencores y deseos no resueltos que les obsesionan y les llevan a seguir siendo envidiosos y fracasados en sus vidas.
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Pero muchas personas confunden ser envidioso con tener ambición personal. Cuidado, una cosa no tiene ninguna relación con la otra, ya que tener ambición (una sana) significa tener tus propias metas personales, y no tiene nada que ver con enfocarse en lo que los demás están haciendo o logrando en sus vidas.
Tener sanas ambiciones es algo saludable y deseable a lo que cualquier persona debe aspirar, y definitivamente es una cosa muy diferente a tener aspiraciones o deseos por lo que no se está dispuesto a esforzarse. Porque es así, el que tiene una sana ambición, sabe que tendrá que esforzarse por ser mejor cada día y por lograr de forma honesta, proactiva e inteligente lo que desea; pero el envidioso en cambio, no entiende nada de esto; y solo quiere los resultados y los quiere ya.
El envidioso siempre será un fracasado
Esto es así ya que todo envidioso se enfoca exclusivamente en los resultados, en lugar de entender el proceso que dio lugar a los resultados. Entonces, el envidioso no entiende la relación causa y efecto del éxito, sino que saca conclusiones apresuradas y confunde o tergiversa lo que son las causas del éxito realmente.
El envidioso no logra encajar sus propias emociones internas; y no entiende porqué el éxito de otros parece hacerle sentir agredido personalmente.
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El envidioso generalmente no entiende que debe realizar un gran trabajo psicológico interno para entender qué cosas son las que realmente le están haciendo sentir así.
Ya que en muchos casos, casi siempre, el envidioso es un ser lleno de complejos y resentimientos, deficiencias y carencias que le llevan a serlo. Por lo que un envidioso (aunque crea lo contrario), en lo profundo no se siente capaz de lograr nada de lo que desea en su vida, lo que puede definirse como un complejo de inferioridad patente. Las causas de su infelicidad y envidia son completamente superables, pero requieren atención y voluntad para ello.
Una persona exitosa debe evitar juntarse con personas envidiosas
Pero a todo lo dicho, hay que agregar que toda persona que sea exitosa (o se considere a sí misma en el camino a serlo), debe evitar seriamente juntarse con personas envidiosas. Esto es así porque con su negativadad, el envidioso puede causar problemas, o resultados adversos a todos los que tiene alrededor, aún sin darse cuenta.
Y en ocasiones, literalmente puede resultar peligroso juntarse personas envidiosas; porque si dejan desatar sus peores pasiones, pueden ser capaces de los peores actos.
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En todo caso, una persona exitosa jamás podrá desarrollar su máximo potencial con personas negativas en torno suyo; ya que la realidad es que el exitoso y el envidioso viven en dos mundos completamente diferentes, diametralmente opuestos entre sí.
Y a simple vista los reconoceremos; o sea, que siempre podremos identificar a una persona exitosa de otra que no lo es tanto por su hablar, como por su postura al caminar, como por su porte, y por tantas otras cosas que debemos tener presentes a la hora de interactuar con los demás. Un punto muy importante aquí que puede servir para reconocer rápidamente a personas envidiosas es este: El envidioso nunca pierde ocasión para hablar mal de los demás.
Cuando por alguna razón la persona exitosa no puede apartarse del camino de los envidiosos, debe aprender a cuidarse de ellas y a neutralizar los potenciales efectos que las mismas pueden causar en su ser. Ello implica desarrollar una clase especial de fortaleza interna y la capacidad para pasar olímpicamente de todo lo que las mismas puedan hacer, decir o hacer.
Los exitosos no envidian
Así que las personas exitosas no pierden el tiempo envidiando, ni hablando mal de otras, sino fijándose metas personales y esforzándose al máximo en todos los sentidos por lograrlas. Una persona exitosa sabe que el éxito está en el proceso y no en los resultados, y que toda persona tiene derecho a buscar su propio camino al éxito y debe hacerlo sin dilaciones; desde una perspectiva positiva y enérgica.
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Alguien exitoso no se deja limitar por sentimientos negativos; por lo que no deja que el éxito de otros le sugestione, le intimide, ni le inspire ninguna clase de miedos que le puedan paralizar ni perturbar. Cuando el exitoso quiere algo, se lo fija como meta, y después trabaja incansablemente, por conseguirlo de la mejor forma posible.
El exitoso sabe que la envidia es algo opcional y negativo, y por lo tanto, se aleja de ese sentimiento y promueve en sí mismo sentimientos positivos que le llevan a actuar para alcanzar realmente lo que quiere y merece.
Cuando hablo aquí de sentimientos positivos me refiero a voluntad, disciplina, atención, enfoque, preparación, trabajo duro y tantos otros. Así que entre la realidad del envidioso y la del exitoso, prefiero mil millones de veces la del exitoso.
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Enseñar a los niños a alegrarse por los logros de los otros es un ejercicio para afrontar la envidia desde pequeños. En la escuela se suelen generar focos de envidia que son aprovechables en ese sentido.
La gente suele decir «envidia de la buena" pero es envidia al fin.
Buen tema
Es cierto, también pienso que enseñar a los niños a contentarse genuinamente por los logros de los demás, sin sentirse amenazados, es la semilla para disminuir la envidia de los seres humanos desde pequeños.
Y respecto a la "envidia buena" o la "sana envidia", pienso que no existe; es solo envidia al final (como bien dijiste). Ahora, si uno habla de admiración por lo que otro es o ha logrado, eso ya es otra cosa.
Muchas gracias por leer y comentar mi post. Saludos.