Así es. Las heridas son más profundas y el dolor es mucho más fuerte, pero gracias a Dios, podemos marcar distancia, nunca es tarde. Algo debemos aprender de todo eso, porque nada es por casualidad. Ahora ella me busca, me invita para allá y para acá, pero no acepto sus invitaciones casi nunca. Sé que ella no se da cuenta de que la estoy rechazando, pero me da igual. Ahora, hoy en día, me da igual.
Otro abrazo para ustedes :)
Es mejor estar donde encontremos paz.