Vaya, el muchacho con la curiosidad propia de su edad, y la señora Teresa con esa picardía que despierta los bajos instintos...un guiño a lo prohibido.
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Vaya, el muchacho con la curiosidad propia de su edad, y la señora Teresa con esa picardía que despierta los bajos instintos...un guiño a lo prohibido.
Sí, como dicen por acá: se juntó el hambre y las ganas de comer. Muchas gracias por pasar y comentar, estimada @gorayii. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.