El voyeur de La señora Teresa |The voyeur of Mrs. Teresa [ESP/ENG]

in Writing Club3 years ago (edited)

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A punto de cumplir los doce años nadie me había preparado para lo que venía. Por aquel entonces vivía donde mi abuela, en las cercanías del mar. Era un muchacho de lo más tranquilo, solamente interesado por jugar partidas de pelota de goma al regreso del colegio y por disfrutar de los chapuzones en la playa. Creo que no pasaba ni un solo día en que no me entregara al gran placer que me producía el abrazo de las olas marinas.

Hasta esa edad de los doce años nunca había sentido mayor interés por nada que tuviera connotación sexual, no veía en las niñas nada relevante y mucho menos interesante, a todas las veía como a mis primas, unas compañeras de juego que ayudaban a suplir la falta de emociones más fuertes como las que se vivían en un juego de pelotas, una rueda de trompos, una partida de metras, o nadando en el mar.

Pero mis doce años coincidieron con la entrada al liceo y para ese momento algo comenzaba a cambiar dentro de mí. Algo que no podía explicar ni comprender puesto que se trataba de un súbito impulso a querer conocer las cosas del otro sexo.

Comenzaba a fijarme más en las caras de las niñas, escrutaba con fruición cada uno de sus rasgos, la forma de los ojos, el arco de las cejas y la textura de los labios. Solía ocurrirme que cuando veía alguna muchacha que me llamara la atención, me quedaba prendado de la forma de su boca y sentía un extraño deseo por saber cómo sería aquello de poder sentir sus labios en los míos. Ahora mientras escribo me doy cuenta que mis primeras fantasías sexuales fueron esas, imaginar cómo sería sentir el contacto con una boca femenina.

Pero no eran solo las caras y las bocas lo que me llamaba la atención. Paso a paso sentía una gran atracción por todas las protuberancias que se iban destacando en el cuerpo de mis compañeras. A veces me sorprendía mirando sin ningún pudor las pirámides que dibujaban sus senos en las camisas del uniforme, o la redondez que rebelaban las faldas al caer sobre las caderas que estaban en expansión.

Pero todo ese despertar de los sentidos, motivado al bombardeo hormonal propio de la edad, no me era suficiente para tomar la iniciativa de buscar la compañía de las muchachas. Una profunda timidez me mantenía alejado de cualquier contacto. Sufría imaginando cómo sería entrelazar mis dedos con los de alguna de ellas, sentir el calor de su cuerpo en un abrazo y el culmen que sería un contacto de sus labios. Por más que les pueda parecer extraño en ese momento no me imaginaba cómo sería ir más allá.

Fue en ese tiempo cuando llegó la señora Teresa a trabajar como servicio doméstico en la casa de mi abuela. Era morena, alta, con una gran sonrisa y muy abundante de carnes. Desde mis doce años a mi me parecía una señora mayor, quizá entre cuarenta y cinco y cincuenta años. Mucho mayor que mi madre.

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Pero la señora Teresa tenía algo especial, siempre estaba arreglada, con el pelo recogido en una larga cola de cabello negro. A su paso iba dejando en el ambiente un aroma perfumado y su forma de andar era muy llamativa, se desplazaba con gracia, con delicados movimientos lentos y calculados, como si con cada gesto suyo buscara agradar la vista del otro. De haber conocido la palabra en aquel tiempo no hubiese dudado en decir que la señora Teresa era la sensualidad hecha mujer.

Desde que la señora Teresa llegó a la casa me sentí fascinado con su imponente presencia, me costaba mucho apartar los ojos de ella. Cada día que pasaba su imagen permanecía más y más tiempo en mis pensamientos.

Todos los días antes de marcharse la señora Teresa acostumbraba a tomar una larga ducha. Yo me sentaba muy cerca de la puerta del baño a escuchar el sonido del agua corriendo por su cuerpo y desde allí no dejaba de ver el ojo oscuro de la cerradura.

En aquel tiempo las puertas de la casa tenían cerraduras de grandes llaves por lo que su ojo era de gran tamaño, lo suficiente como para poder ver hacia dentro cuando la llave no estaba puesta.

Cierta tarde, mientras la señora Teresa tomaba su acostumbrada ducha, me percate que la imagen en el ojo de la cerradura no era oscura sino luminosa, caí en cuenta entonces que la llave no estaba puesta. Con mucho sigilo me fui acercando con la deliberada intención de tratar de ver algo. El enigma que se escondía detrás de aquella puerta era lo suficientemente poderoso como para correr el riesgo de ser sorprendido infraganti, con las consecuencias que aquello pudiera ocasionar. Pero ese día si pude lograr la valentía suficiente y me atreví a mirar…

El espectáculo me dejó deslumbrado. La señora Teresa estaba de espaldas, el agua jabonosa corría a través de sus carnes firmes y la forma de sus nalgas se imponía a mis ojos como una presencia alucinante. Un ligero movimiento de su cuerpo me puso en alerta, pero giró muy rápido y no sé si alcanzó a ver mi ojo en la cerradura. Con mucho miedo salí corriendo de la casa y ese día no estuve para despedirla.

Yo albergaba la duda de si había sido sorprendido por ella y durante varios días la evité, pero me di cuenta que su trato no había variado, más bien parecía más amable. Así que decidí volver de nuevo a las andadas.

Otra tarde volví a ver la luz que salía por la cerradura. De nuevo, corriendo todos los riesgos, me acerqué al ojo de la puerta. La imagen se repitió casi igual que la primera vez, allí estaba de nuevo aquella espalda jabonosa donde resaltaba notablemente la forma de las nalgas. Extasiado me quedé disfrutando de aquella vista sinigual. De pronto la señora Teresa se volvió y quedó frente a mí en todo su esplendor…

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Pero esta vez no me aparté, estaba decidido, quería saber por fin como era aquella vista. Lo que se me reveló me dejó de una pieza. Los senos eran enormes y la areola resaltaba los endurecidos pezones de la señora Teresa. Pero más abajo la visión era arrebatadora, aquel triángulo oscuro era mucho más de lo que yo había imaginado. La señora Teresa caminó hacia la puerta como para inundarme con la visión. Yo estaba como hipnotizado ante la poderosa imagen del triángulo oscuro. Para mi sorpresa no puso de nuevo la llave. Solo me dejó ver…

Desde ese día la señora Teresa se convirtió en la dueña de mis sueños. No había noche en que no soñara con ella. Más de una vez mis sábanas humedecidas eran evidencia del impacto recibido.

Durante casi dos meses me volví adicto de aquella imagen. Todas las tardes espiaba a la señora Teresa mientras se bañaba. Entre los dos se había establecido cierta complicidad. Cuando salía de la ducha ella me veía y reía maliciosamente. Yo la miraba rojo de vergüenza.

Pero algo intuyó mi abuela sobre aquella extraña situación, porque un buen día despidió a la señora Teresa. Aquella decisión de la abuela me dejó devastado. Ya nunca más pude ver a la mujer que se había hecho dueña de mis pensamientos. Sin embargo, su lindo recuerdo siempre ha permanecido en mi memoria, fue quien me inició en el grato placer de mirar a hurtadillas…

Este escrito lo hago motivado por el concurso convocado por los amigos de la comunidad @writingclub. Invito a todos a participar.

Gracias por tu tiempo.

Fuente de imágenes I II

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When I was about to turn twelve, no one had prepared me for what was to come. At that time I lived at my grandmother's house, near the sea. I was a very quiet boy, only interested in playing rubber ball games on my way home from school and enjoying the dips in the beach. I don't think a single day went by that I didn't give myself up to the great pleasure that the embrace of the sea waves gave me.

Until I was twelve years old I had never felt any interest in anything that had sexual connotations, I didn't see anything relevant and much less interesting in girls, I saw them all as my cousins, as playmates who helped to make up for the lack of stronger emotions such as those experienced in a ball game, a spinning wheel, a game of metras, or swimming in the sea.

But my twelfth year coincided with my entrance to high school and by that time something began to change inside me. Something I could neither explain nor understand, since it was a sudden impulse to want to know things about the other sex. I began to pay more attention to the girls' faces, I would scrutinize with fruition each of their features, the shape of their eyes, the arch of their eyebrows and the texture of their lips. It used to happen to me that when I saw a girl who caught my attention, I was fascinated by the shape of her mouth and felt a strange desire to know what it would be like to be able to feel her lips on mine. Now as I write I realize that my first sexual fantasies were those, imagining what it would be like to feel contact with a female mouth.

But it wasn't just faces and mouths that caught my attention. Step by step I felt a great attraction to all the protuberances that stood out on the bodies of my companions. Sometimes I caught myself looking without any modesty at the pyramids that their breasts drew on their uniform shirts, or the roundness that their skirts revealed as they fell over their expanding hips.

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But all this awakening of the senses, motivated by the hormonal bombardment of age, was not enough for me to take the initiative to seek the company of girls. A deep shyness kept me away from any contact. I suffered imagining what it would be like to intertwine my fingers with those of one of them, to feel the warmth of their body in an embrace and the culmination that would be a touch of their lips. As strange as it may seem at the time, I could not imagine what it would be like to go beyond that.

It was at that time that Mrs. Teresa arrived to work as a maid in my grandmother's house. She was dark, tall, with a big smile and very abundant flesh. Since I was twelve years old, she looked like an old lady to me, maybe between forty-five and fifty years old. Much older than my mother.

But Mrs. Teresa had something special, she was always dressed up, with her hair in a long black ponytail. As she walked, she left a perfumed aroma in the air and her gait was very striking, she moved gracefully, with delicate, slow and calculated movements, as if with each gesture she sought to please the eye of the other. Had I known the word at that time I would not have hesitated to say that Mrs. Teresa was sensuality made woman.

Since Mrs. Teresa arrived at the house I was fascinated with her imposing presence, it was hard for me to take my eyes off her. Every day that passed her image remained more and more time in my thoughts.

Every day before leaving, Mrs. Teresa used to take a long shower. I would sit very close to the bathroom door to listen to the sound of the water running down her body and from there I could not fail to see the dark keyhole.
At that time the doors of the house had big key locks so her eye was large enough to see in when the key was not in place.

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One afternoon, while Mrs. Teresa was taking her usual shower, I noticed that the image in the keyhole was not dark but luminous, I realized then that the key was not in place. With great stealth I approached with the deliberate intention of trying to see something. The enigma hidden behind that door was powerful enough to run the risk of being caught red-handed, with the consequences that this could cause. But that day I was brave enough and I dared to look?

I was dazzled by the sight. Mrs. Teresa was on her back, the soapy water ran through her firm flesh and the shape of her buttocks imposed itself on my eyes like a hallucinating presence. A slight movement of her body put me on alert, but she turned too fast and I don't know if she caught a glimpse of my eye in the keyhole. With much fear I ran out of the house and that day I was not there to see her off.

I harbored the doubt that I had been surprised by her and for several days I avoided her, but I realized that her treatment had not changed, rather she seemed nicer. So I decided to go back to my old ways.

Another afternoon I saw the light coming out of the keyhole again. Again, at my own risk, I approached the keyhole. The image was repeated almost the same as the first time, there was again that soapy back where the shape of the buttocks stood out remarkably. I was ecstatic, enjoying that unique view. Suddenly Mrs. Teresa turned and stood in front of me in all her splendor....
But this time I didn't move away, I was determined, I wanted to finally know what that view was like. What was revealed to me left me in one piece. The breasts were huge and the areola highlighted Mrs. Teresa's hardened nipples, but further down the view was ravishing, that dark triangle was much more than I had imagined. Mistress Teresa walked towards the door as if to inundate me with the vision. I was as if mesmerized by the powerful image of the dark triangle. To my surprise she did not put the key back. She just let me see...

From that day on Mrs. Teresa became the mistress of my dreams. There wasn't a night when I didn't dream about her. More than once my wet sheets were evidence of the impact received.

For almost two months I became addicted to that image. Every evening I atoned for Mrs. Teresa while she bathed. A certain complicity had been established between the two of us. When I got out of the shower she would see me and laugh mischievously. I would look at her red with embarrassment.

But my grandmother sensed something about that strange situation, because one day she fired Mrs. Teresa. Grandma's decision left me devastated. I could never again see the woman who had become the mistress of my thoughts. However, her beautiful memory has always remained in my mind, she was the one who initiated me in the pleasant pleasure of peeping...

Thank you for your time.

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Amigo @irvinc cómo estás. Tu relato me hizo recordar al episodio en el que mi mamá consiguió a uno de mis primos montado sobre un árbol mirando a otra prima mientras se bañaba. En aquel entonces los baños no estaban totalmente cerrados y desde la parte alta de la pared se podía ver claramente a la persona tomando el baño.

En esas edades los niños despiertan muchos deseos provocados por los cambios en su cuerpo. Los hombres más temprano que las mujeres. Teresa se prestó para que el niño despertara sus emociones.

Me gusto leerte. Saludos.

Eso que comentas lo conocí donde mis abuelo en Carora, la gente se bañaba en un espacio del patio y cuando le tocaba a las muchachas siempre había alguna mujer que estaba pendiente para espantar a los que querían fisgonear. Con los cambios hormonales toda esa curiosidad aumenta, es algo natural. Muchas gracias por pasar y comentar, estimada @creacioneslelys. Un fuerte abrazo desde Maracay.

Como siempre estimado amigo @irvinc es un placer disfrutar de tus escritos, en especial este relato con el cuál me siento totalmente identificado, en él hay muchos flasbacks que llegan a mi memoria, soy de la opinión que esta historia encaja en la vida de muchos hombres, creo que es más dado este tipo de vouyerismo en hombres que en mujeres, pero en las historias vividadas conozco pocas mujeres que han vivido experiencias similares, me agradó el tino que tuviste para la escogencia del tema, ya que upara muchas personas es un tema tabú, gracias por compartir tan excelente pieza, recibe mis saludos y afectos, ya pronto de regreso a Venezuela para estar presente en el nacimiento de mi 1er nieto, abrazos 🤗👍

Es interesante lo que dices, si será que el vouyerismo es escaso en las damas?. Un buen tema para investigar. Me alegra que el escrito haya sido de tu agrado.

Lo del nieto es una gran experiencia, te vas a sentir distinto. Que bueno que tu muchacha se animó, la mía dice que eso de los hijos lo ve legísimo. Vas a ser abuelo bastante joven, eso es una bendición. Que estés bien, mi querido @jakim7. Cuídate. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.

Saludos amigo este es un relato que me mantuvo atento en toda la lectura, una etapa de la niñez a la adolescencia donde se van despertando un poco la sexualidad y la atracción del gènero femenino y de paso de mayor edad, con un toque de erotismo. Excelente escrito amigo,

Me alegra que te haya entusiasmado. No suelo escribir sobre estos temas pero hay que atreverse con todo, así es como se mejora la escritura. Muchas gracias por pasar y comentar, estimado @cetb2008. Que estés bien. un fuerte abrazo desde Maracay.

Me ha gustado tu relato, tiene una buena carga erótica. Las hormonas ya se habían desatado en ese chico y la señora Teresa calmó su voyerismo. Ese final me da la impresión de que la historia se repetirá: "Sin embargo, su hermoso recuerdo siempre ha permanecido en mi mente, ella fue quien me inició en el placentero placer de espiar". Observar la desnudez del otro es un gran placer, el cuerpo humano es un templo sagrado que debemos venerar. Saludos amigo, suerte y éxitos.

Sí, el cuerpo humano es una maravilla y el creador nos dotó de la capacidad de disfrutarlo de muchas formas. Me alegra que el relato haya sido de tu agrado, estimada @ramisey. Muchas gracias por la visita y por tus generosas palabras. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.

Hola feliz noche, me encanta tu historia esta muy genial, me gusta la forma como describes todo, y ciertamente son las primeras experiencias que marcan la vida sexual, me alegra que esa experiencia fuese positiva, a pesar de que la señora Teresa se fue. Eres un gran escritor y adoro como plantea cada parte de la historia. Es una etapa muy bonita de la vida, al leerla vienen recuerdo de las primeras experiencias.

Me alegra que te haya gustado. Como solemos decir, siempre hay una primera vez. La curiosidad hacia el cuerpo siempre está presente, aún en estos tiempos de internet donde hay tanta facilidad para ver muchos cuerpos. Muchas gracias por pasar y comentar, estimada @soybarbie. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.

Hola saludos desde Maracay Venezuela. Estaba leyendo tu publicación interesante a todos nos pasa hasta los doce años que no hay atracción alguna hacia una dama. Pero si recuerdo que antes de esa edad si había una atracción pero como dices tu no era sexual, era como sentimental. Excelente tu forma de narrar las cosas, y sobre todo esa experiencia que vivimos los caballeros.

Me alegra que haya sido de tu agrado. Yo también soy de Maracay, vivo en la zona norte. Sí, esa edad del despertar sexual es de mucha confusión, de sentimientos encontrados, es una etapa interesante. Muchas gracias por pasar y comentar. Que estés bien. Un fuerte abrazo.

Hola amigo @irvinc
Excelente enfoque que le distes a tu participación, estuve en suspenso son saber si lo atraparía la Sra Teresa o la abuela😜
Muy acertado tu relato, me gustó mucho los detalles a lo largo de esta historia, no se te escapó nada, excelente!👏
Saludos amigos 🤗

Me alegra que te haya gustado. Este tipo de ejercicios me anima mucho, escribir sobre estos temas es nuevo para mí. Muchas gracias por pasar y comentar estimada @janettyanez. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.

Amigo @irvinc siempre lo prohibido es lo más tentador. He escuchado historias de ese tipo en amigos que cada vez que la recuerdan muero de risa. Es muy común en algunos hombres. Las hormonas y el despertar de la sexualidad es normal a esa edad. La señora Teresa no se quedó atrás descubrió tu picardía y de una forma inteligente también te seducía. Me gusto como narraste la situación con la señora Teresa y la intervención de la abuela que en forma inteligente le dio un alto a la situación, esas abuelas son astutas jajajaja. Saludos

Me alegra que te haya gustado. Sí, estas historias son muy comunes. Recuerdo que de niño hacíamos excursiones para un sector del río donde se bañaban las muchachas. Ninguna lo hacía desnuda, pero la ropa mojada pegada al cuerpo siempre rebelaba cosas para hacer volar la imaginación. Muchas gracias por pasar y comentar estimada @mariela53. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.

Si me acuerdo de esas anecdotas cuando estaba muchacha jajajaja. Cuando íbamos a la playa y las mujeres se bañaban con franela los chicos se volvían loco tratando de ver mas alla. Su mirada traspasaba las franelas de las muchachas jajajajaajaja. Saludos desde Cumaná.

@irvinc, el vouyerismo es un tema por demás candente en el área de la literatura erótica y tu narración lo corrobora al relatarnos, con pulido manejo del lenguaje, la relación entre este niño y la sacerdotisa que lo inicia en los misterios y tribulaciones que provoca el descubrimiento de la desnudez femenina. Excelente participación, amigo. Te saludo con afecto.

Me alegra verte por aquí. Sí,el querer saber lo que está oculto debajo de la vestimenta siempre ha sido un motivo de curiosidad y en la pubertad es mucho más urgente ese querer ver. Muchas gracias por la visita y por tus generosas palabras. En verdad que valoro mucho tu comentario, eres una persona versada en el mundo de las letras, estimado @oacevedo. Que estés bien. un fuerte abrazo desde Maracay.

Tu relato me recordó mis días de infancia, quizá con unos siete años, espiando la desnudez de la señora que nos cuidaba; aún sin el morbo de adulto pero si con la intriga el ansia por descubrir el misterio oculto en el cuerpo de la mujer. Realmente fue un momento mágico e inolvidable que quedó grabado para siempre en mi memoria.

Éxito en el concurso.

El asunto como que es muy común. La tentación de conocer los secretos del cuerpo femenino es grande. Muchas gracias por la visita y el comentario, estimado @eliezerfloyd. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.

Jajajaja, un relato muy ilustrativo del despertar hacia las delicias de la sexualidad, con un delicado erotismo mezclado con esas emociones intimas de quién está en lo "prohibido", me encantó, saludos 😀

Me alegra que te haya gustado. El tema me había parecido difícil pero uno se atreve y algo sale. Muchas gracias por pasar y comentar. Que estés bien, estimada @damarysvibra. Un fuerte abrazo.

Cuentos que no son cuentos... qué buena forma de expresar tan personales recuerdos, hacen falta más personas como usted, alejadas de los prejuicios del qué dirán y dispuestos a abrir sus mentes. Muy buen relato, lastima que su abuela decidió correr a su amor platónico de la infancia jajaja. Saludos.

Me alegra que te haya gustado. Hay vivencias que se te quedan grabadas y luego sirven de materia prima para un relato como este. Sí, la intervención de la abuela fue muy lamentable, jajaja. Muchas gracias por pasar y comentar, estimado @galejandrovv. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.

Hola @irvinc espero que estés muy bien, amigo. Me ha encantado tu relato cargado de una mezcla de picardía e inocencia incomparables. La forma en que describes tus sentimientos por la Señora Teresa, tus sueños húmedos con ella y el inminente desenlace ante su despido, atrapa desde el primer momento. Tu abuelita solo te estaba protegiendo como su nietecito pre-adolescente que eras. Me gustó muchísimo tu historia. Te deseo el mayor de los éxitos. Un abrazo desde Caracas!

Disfruté mucho leyendo tu comentario, se lo comenté a mi esposa y ambos nos reímos mucho. Eso son los problemas de narrar en primera persona, que se asume todo la realidad del relato. A estas alturas hay imágenes que se me aparecen muy desdibujadas y a partir de ahí uno compone lo que puede para armar el texto. Lo importante no es la fuente de los datos sino el efecto que produce en el lector. Me alegra que te haya gustado. Muchas gracias por pasar y comentar, mi estimada @purrix. Que estés bien. Un gran abrazo de vuelta desde Maracay.

hola amigo, te quedo genial este relato, este chico es muy pila en inteligente, para siempre estar viendo por la cerradura, algo que quizás mucho lo harán, ademas la señora teresa también se prestaba para el bochinche jajjajajaj, hasta que la abuela le corto se fantasía, tendrá que buscar otra forma para distraerse, saludos y suerte en el concurso.

Me alegra que haya sido de tu agrado. La curiosidad es la mayor motivación para disparar la inteligencia. Y a esa edad todos los sentidos tienen una gran potencialidad para encontrar salidas como esa de mirar por el ojo de la cerradura. Muchas gracias por pasar y comentar, estimado @davidpena21. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.

 3 years ago (edited) 

Maravilloso relato del despertar sexual en la adolescencia. Esa señora Teresa sabía lo que le hacía sentir al protagonista de esta historia (aunque algo me dice que el protagonista ¿eras tú?) Pude imaginar cada una de las escenas y el erotismo presente a través de la figura femenina.

Siempre es un placer leerte amigo @irvinc

Jajaja. Mi estimado @franchalad. Siempre los recuerdos de la vida ayudan a echar un empujoncito para componer los escritos. Debo confesarte que a veces solo me vienen imágenes vagas y suelen confundirse unas y otras, me imagino que es normal cuando se han vivido tantos años. Me alegra que el escrito haya sido de tu agrado. Muchas gracias por pasar y comentar. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.

Wow!! Me tuviste contigo en cada palabra. Que bueno está esto! Lo leí en voz alta para todos en casa. Gracias por tan delicada intervención! Te cuento que cuando vi "doce años" sentí algo de miedo, porque sinceramente las historias que incluyen brechas tan grandes en la edad no son de mis preferidas, temí encontrarme con un encuntro más cercano entre los personajes, pero seguí leyendo y hasta sentí ternura... Jejeje. Me has hecho revisar mi relato a ver que tal me siento ahora con el. Un abrazo!

La verdad es que no pensé que al poner la edad pudiera espantar algún lector. Asumí el escrito como un reto porque no suelo escribir sobre este tema. Pero uno se atreve y a veces recibe el premio de tener un lindo comentario como el tuyo. Eso ya es suficiente para seguir inventando. Me alegra que la publicación haya sido de tu agrado, estimada @gabiotabalbas. Muchas gracias por la visita y por tus generosas palabras. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.

Madre mia que me he quedado perplejo con lo que he leído. Ciertamente como dice una chica en los comentarios, al leer que había un menor de edad en tu literatura erótica me dio un poco de temor, pero a la vez de cierto modo sabía que no iba a pasar algo que no debía, sobre todo porque conozco parte de tu ser, y no me equivoque.

A esa edad nosotros somos muy curiosos, no sabría si defender la posición de Teresa, pero ella pudo haber llevado a cabo otras cosas que se verían mal, tal vez simplemente dejó que pasara viendo la inocencia del chico, y que de cierto modo ella sabia que habia cierta moral y respeto en ello.

Claro está, si fuese la abuela la hubiese despedido también, porque es una tentación que la mayoría de las veces no trae buenos resultados tomando en cuenta la edad del chico. Me encanto que tu redacción haya tenido un desenlace real e inocente.

Si las chicas leen esto, si, los hombres en su mayoría tenemos algo de curiosidad o atracción por las personas mayores.

Espero que mi comentario no se use para tergiversar, simplemente hablo desde mi experiencia y en base a tu excelente redacción.

Bienvenido y éxitos! encantado de verte participar.

Sí,cuando se es muchacho hay cierta fascinación hacia las mujeres mayores. Y luego también, fíjate que es común formar parejas con personas que tienen diferencias de años, ocurre tanto para los hombres como para las mujeres. También me pareció acertado colocar la respuesta de la abuela, por lo que mencionas, a veces ese tipo de relaciones se sale de control y para una persona de tan temprana edad se puede crear mucha confusión. Lo interesante es que uno siempre puede darle un tono oscuro o zanahoria al relato, aunque vende más lo oscuro que lo zanahoria, jajaja. Disfruté mucho escribiendo la historia, como dicen ahora es un tema que me saca de mi zona de confort. Gracias por pasar, por el apoyo y por tus generosas palabras, estimado @roadstories. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.

INOCENCIA Y MADUREZ. Claro relato de lo que es crecer y no percatarse de los cambios y los impulsos conllevado por las hormonas. Me encantó tu forma de escribir; coloquial, preciso y como fue narrado caudalosamente. Sencillo pero impactante!

Travesuras que no sabíamos que no lo eran, realmente las primeras experiencias te suelen erizar tanto del miedo como de la satisfacción. SALUDOS

Sí, esas primeras experiencias son una gran fuente de emociones. Son momentos de la vida que siempre te dejan alguna enseñanza. Me alegra que el escrito haya sido de tu agrado, estimado @yonimon24. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.

Un fuerte abrazo desde Valencia.

Vaya, el muchacho con la curiosidad propia de su edad, y la señora Teresa con esa picardía que despierta los bajos instintos...un guiño a lo prohibido.

Sí, como dicen por acá: se juntó el hambre y las ganas de comer. Muchas gracias por pasar y comentar, estimada @gorayii. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.

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Muy buena narración, sobre todo muy cinematográfica, la vi en imágenes mientras leía. ¡Saludos!

Me alegra que haya sido de tu agrado. Es bueno saber que te produjo esa impresión, uno trata de llevar al lector al momento de la historia. Muchas gracias por pasar y comentar, estimada @sofathana. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.

En mi opinión, logras tu cometido, otro abrazo para tí 🙂


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Excelente historia, captó mi atención desde el principio, experiencias que hacen recordar el inició de la adolescencia, las curiosidades y tabues... Felicidades.. @irvinc.