Estaban los dos en la habitación recién alquilada.
Lucía vestía unos pantalones cortos que resaltaban las nalgas. Una blusa rosada y escotada reafirmaba la grandeza de sus senos. Tenía zapatos deportivos blancos. Llevaba el cabello suelto, el rostro maquillado, labios y uñas pintados de rojo. Usaba pulseras de imitación de Swarovski y le gustaba la música pop.
Jhonathan vestía un pantalón azul oscuro y una franela negra con el logo estampado de Iron Maiden. Calzaba botas negras y desgastadas. Llevaba el pelo largo, recogido con una cola, como sus compañeros «intelectuales». Tenía una pulsera de púas en la mano derecha y solo escuchaba heavy metal.
—Acostémonos un rato —dijo.
—Jhon, tengo miedo de lo que pueda pasar.
—¿Qué más puede pasarnos? Seremos padres, ¿entiendes? Ya estamos hasta el cuello de esto.
—Lo sé —dijo Lucía pasando los brazos por encima de los hombros de Jhonathan, que estaba sentado al borde de la cama—. Es solo que tengo miedo. No estoy lista para ser mamá. Apenas comenzaba la universidad y ahora debo enfrentarme a esto. Ni siquiera he hablado con mis padres.
—¿Y tú crees que yo sí? Por Dios, Lucía, me gradúo el año que viene y con la situación actual del país me costará una bola y parte de la otra conseguir un trabajo decente. Estoy pensando en salir de aquí. Te lo juro. Quiero irme para Colombia o Perú. Tengo un primo que se fue el año pasado para Colombia y le va bien.
—¡No, no lo hagas! Necesito que estemos juntos en esto. Necesito que estés aquí para mí.
Jhonathan no dijo nada más y comenzó a besarla. La cama rechinaba con cada movimiento. Una bombilla lanzaba destellos de luz amarilla por toda la habitación. Sobre las encimeras que estaban en sentido contrario a la cama, había una hornilla eléctrica al rojo vivo mientras una olla con agua se aproximaba al punto de ebullición. Al lado de la olla había un tarro, cuya etiqueta rezaba «café», y un termo con manchas de grasa en todo su cuerpo. Lo primero en caer al suelo fue la blusa rosada. Luego el sonido de los besos inundó la habitación. Después hubo gemidos, acompañados de los chirridos de la cama.
Al cabo de un rato, todo terminó. Jhonathan encendió un cigarro y se recostó contra el cabecero de la cama. Lucía se incorporó, apoyó la cabeza en el pecho desnudo de Jhonathan y lo abrazó.
—Quisiera poder fumar —dijo.
—No puedes.
—Lo sé. No tienes que recordármelo a cada rato.
Jhonathan le acarició la espalda y el cabello.
—¿Cómo se llamará? —preguntó, tras dar una calada y lanzar las cenizas en el piso.
—No he pensado en eso.
—Claro que sí. No me mientas.
—¿Acaso crees que estoy tan emocionada como para saber ya el nombre que tendrá?
—Qué sé yo. Todas las mujeres quieren un hijo, ¿no?
Lucía se incorporó y lo miró furiosa.
—¡Coño e’la madre, Jhon! ¿Quién querría tener un hijo a los diecinueve años? ¿Tú eres loco?
—Lo siento, yo solo…
—¡No! Tú no sientes nada… Y tampoco sentirás nada los próximos meses. Seré yo quien cargará con esta barriga. Seré yo quien deberá congelar sus estudios. Seré yo quien querrá este bebé. Y tú no sentirás nada, lo sé.
Lucía hundió el rostro entre sus manos y rompió a llorar. Jhonathan la miró en silencio y dio una calada al cigarro que estaba por acabarse. Botó el humo lentamente y lo vio desaparecer entre la luz amarilla de la habitación.
—Estoy pensando en salir del país —repitió—. Quizá este año, al terminar el semestre y después que des a luz. De todos modos, el título afuera no me servirá de nada; sea profesor, abogado o contador, me tocará limpiar baños o cualquier otro trabajo sucio.
Lucía frenó el llanto y protestó con el rostro lleno de lágrimas.
—¡No, Jhon, no lo hagas! Acabamos de alquilar esta pieza. No es cómoda ni bonita, pero podemos pagarla por lo que resta de año si nos esforzamos. Podemos salir adelante sin que tengas que irte del país.
—¿Y la leche? ¿Y Los pañales? ¿Y las medicinas? ¿Crees que podemos cubrir todo eso con el sueldo que me pagan por las clases que doy a medio tiempo? ¿O acaso cuentas con los aguinaldos que te darán en la zapatería esa que te consume toda la mañana? No podemos salir adelante solo con un montón de fe, Lucía. Aquí las cosas son diferentes.
—No soy ninguna estúpida y tampoco me mantengo aferrada a un «montón de fe», Jhon. Simplemente no quiero estar sola con este bebé. Sabes que no lo quiero y que tú tampoco. Sabes que entre los dos no hay amor. Y si no hay amor, si tan solo se trata de un maldito error y no tenemos más opción que estar juntos en esto, estaremos juntos en esto. ¡Me lo prometiste!
La colilla de cigarro salió disparada hacía el suelo y cayó cerca de las cenizas esparcidas a centímetros de la cama. Jhonathan se levantó, ignorando el rostro desesperado y acusante de Lucía, y caminó en dirección a la hornilla eléctrica.
—El agua debe estar secándose —dijo.
—¡No cambies el tema! —gritó ella.
Jhonathan se volteó y la miró fríamente.
—Me iré este año después que des a luz, suspenderé temporalmente mis estudios y buscaré la forma de sacarte de aquí junto con mi hijo —anunció—. Mientras tanto, al menos finjamos que nos queremos, ¿te parece? ¿O prefieres abortar y terminar con esto de una vez por todas?
Lucía no respondió, se sentía impotente ante la mirada y las palabras de Jhonathan. No quería tener un hijo a su edad, menos con aquel hombre que no le gustaba del todo, pero tampoco quería abortar. El dolor en su pecho la obligó a acostarse de nuevo, esta vez con la cara apoyada contra la almohada para ahogar el llanto.
Jhonathan la observó por un momento y sintió lástima por ella y también por él. Nunca había pensado en tener un hijo, menos en matarlo, aunque este fuera un embrión de mes y medio; le parecía una idea terrible. Luego destapó la olla y suspiró, el agua para el café se había secado.
La imagen utilizada es de Tai's Captures, fotógrafo de Unsplash.com
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They were both in the newly rented room.
Lucia was wearing shorts that highlighted her buttocks. A low-cut pink blouse reaffirmed the grandeur of her breasts. She wore white sneakers. Her hair was loose, her face was made up, lips and nails were painted red. She wore imitation Swarovski bracelets and liked pop music.
Jhonathan wore dark blue pants and a black flannel shirt with the Iron Maiden logo. He wore black, worn-out boots. He wore his hair long, pulled back in a ponytail, like his fellow "intellectuals". He had a spiked bracelet on his right hand and only listened to heavy metal.
—Let's lie down for a while —he said.
—Jhon, I'm afraid of what might happen.
—What else can happen to us? We're going to be parents, do you understand? We're already up to our necks in this.
—I know —said Lucia, putting her arms around Jhonathan's shoulders, who was sitting on the edge of the bed—. I'm just scared. I'm not ready to be a mom. I was just starting college and now I have to face this. I haven't even talked to my parents.
—And you think I do? For God's sake, Lucia, I'm graduating next year and with the current situation in the country it's going to cost me a ball and a half to get a decent job. I'm thinking of getting out of here. I swear. I want to go to Colombia or Peru. I have a cousin who left last year for Colombia and he's doing well.
—No, don't do it! I need us to be in this together. I need you to be here for me.
Jhonathan said nothing more and began to kiss her. The bed squeaked with every movement. A light bulb threw flashes of yellow light across the room. On the countertops facing away from the bed was a red-hot electric stove as a pot of water approached the boiling point. Next to the pot was a jar, labeled "coffee," and a thermos with grease stains all over it. The first thing to fall to the floor was the pink blouse. Then the sound of kissing flooded the room. Then there were moans, accompanied by the creaking of the bed.
After a while, it was all over. Jhonathan lit a cigarette and leaned back against the headboard of the bed. Lucia sat up, rested her head on Jhonathan's bare chest and hugged him.
—I wish I could smoke.
—You can't.
—I know. You don't have to keep reminding me.
Jhonathan stroked her back and her hair.
—What's it going to be called? —He asked, after taking a puff and flicking the ashes on the floor.
—I haven't thought about it.
—Of course you have. Don't lie to me.
—Do you think I'm so excited that I already know the name it's going to have?
—I don't know. All women want a child, don't they?
Lucia sat up and looked at him furious.
—Fuck you, Jhon! Who would want to have a child at nineteen years old? Are you crazy?
—I'm sorry, I just....
—No! You don't feel anything... And you won't feel anything for the next few months either. I'll be the one to carry this belly. It will be me who will have to freeze his studies. It will be me who will want this baby. And you won't feel anything, I know it.
Lucia buried her face in her hands and burst into tears. Jhonathan looked at her silently and took a puff on the cigarette that was about to be finished. He puffed the smoke slowly and watched it disappear in the yellow light of the room.
—I'm thinking of leaving the country —he repeated—. Maybe this year, at the end of the semester and after you give birth. Anyway, the degree outside won't do me any good; whether I'm a teacher, a lawyer or an accountant, I'll have to clean toilets or any other dirty job.
Lucia stopped crying and protested with a face full of tears.
—No, Jhon, don't do it! We just rented this room. It's not comfortable or nice, but we can pay for the rest of the year if we make an effort. We can get by without you having to leave the country.
—And the milk? And the diapers? And the medicines? Do you think we can cover all that with the salary they pay me for the classes I teach part-time? Or do you count on the Christmas bonuses they give you at the shoe store that consumes you all morning? We can't get by on a pile of faith alone, Lucia. Things are different here.
—I'm not stupid and I'm not holding on to a "pile of faith" either, Jhon. I just don't want to be alone with this baby. You know I don't want it and neither do you. You know there is no love between the two of us. And if there is no love, if it's just a damn mistake and we have no choice but to be in this together, we'll be in this together. You promised me!
The cigarette butt flew to the floor and landed near the ashes scattered inches from the bed. Jhonathan got up, ignoring Lucia's desperate and accusing face, and walked in the direction of the electric stove.
—The water must be drying up —he said.
—Don't change the subject! —she shouted.
Jhonathan turned and looked at her coldly.
—I'll leave this year after you give birth, temporarily suspend my studies and look for a way to get you and my son out of here —he announced—. In the meantime, let's at least pretend we love each other, shall we? Or would you rather have an abortion and get it over with once and for all?
Lucia did not answer, she felt powerless before Jhonathan's look and words. She didn't want to have a child at her age, even less with that man she didn't like at all, but she didn't want to have an abortion either. The pain in her chest forced her to lie down again, this time with her face pressed against the pillow to stifle her tears.
Jhonathan watched her for a moment and felt sorry for her as well as for himself. He had never thought of having a child, let alone killing it, even if it was a month and a half old embryo; it seemed like a terrible idea. Then he uncovered the pot and sighed, the water for the coffee had dried up.
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Hola, @juniorgomez.
¡Bienvenido a nuestra comunidad!, espero que logres sacar provecho de tu talento. La historia que has contado está bien narrada, creo que puedes aportar mucho contenido de calidad.
Los votos llegan si eres constante, solo trata de seguir nuestras reglas, alejarte del plagio, los abusos (cómo reciclar posts) e interactua con otros hivers.
¡Saludos!
Hola @franchalad.
Gracias por la bienvenida. Me disculpo por no haberme presentado como debe ser; estaba buscando un diseño y estructura original para mis publicaciones (al parecer ya lo encontré) y siempre he pensado que las introducciones aburren y distraen un poco al lector que quiere una historia y no palabras del autor.
Gracias por la valoración. Espero aportar buen contenido a la comunidad. Haré mi mejor esfuerzo.
Cuenta con eso. No me gusta el plagio, menos reciclar publicaciones, y siempre que puedo estoy por ahí comentando y opinando sobre lo que leo y veo.
¡Saludos!
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Un relato corto pero excelentemente estructurado y con narrativa excelsa. El tema es crudo, controvertido y lamentablemente cotidiano para nosotros aquí en Venezuela y quizás también para lectores de otros países de la región... Pero más allá de eso, me parece que si alguien ajeno a nuestras realidades sociales lo lee, de inmediato entraría en comprensión del tema. Hasta ese punto de efectiva es tu narrativa... Esos "toques" de lenguaje coloquial rayano en lo vulgar generan una atmósfera aún más realista si se puede y exponen totalmente los sentimientos de los personajes.. Muy buen trabajo @juniorgomez ... Gracias por compartir!
Muchas gracias por tus palabras, @jlinaresp. Me alegra saber que los personajes son más realistas por su forma de hablar y que sus sentimientos quedaron expuestos al lector. Esa era la idea. Gracias a ti por pasar. ¡Saludos!
Una situación por la pasan muchos jóvenes, ojala usaran los métodos anticonceptivos y así se evitarían todo lo anterior descrito.
Luego con la madurez que amerita el caso, planificar para tener una familia.
Me gustó tu publicación.
Es cierto, tenían cómo evitarlo y seguir con sus planes de vida.
Gracias por pasar @lisrl26. Saludos.
Querido, cómo siempre, puedes hablar de lo que quieras y me mantendras pegada a tus lecturas. Adoro leerte por esta hermosa comunidad, espero seas tratado como el artista que eres y sigas viniendo.
Hola, Magda. Quiero agradecerte por tu visita y por recomendarme esta comunidad. Me alegra haberte escuchado. ¡Un abrazo!
Ya lo que sigue es fácil de inferir. Una novela que describe la realidad de laa nueva juventud. Sexo sin amor, relación sin compromisos, lamentos de última hora con serias consecuencias, familia disfuncional y seguramente un final trágico. Gracias por tu excelente trabajo, nada me sacó de la lectura, concentrada desde el inicio hasta el final. Saludos cordiales! 🌻
Como bien dice, así es, lamentablemente, la realidad de la nueva juventud: frívola a primera vista, pero con un trasfondo complejo que seguirá marcando el rumbo de generaciones futuras. Gracias a usted por el buen comentario y la lectura. Saludos.