Siempre he tenido en mente, que me gustaría estar en un lugar así. Lleno de amor, aventuras, el olor a café y las manos arrugadas de una abuelita a las cuales besar y pedir la bendición en cada mañana.
Que mejor que vivir con los padres, pero cuando estos no están aptos o están en otra onda, es mejor quedar en las buenas manos de los abuelos.
Una bonita historia que esta punto de dar un giro, a ver como continúa...