La verdad es que todo estuvo bien sabroso, y que no escuche el Señor de los Milagros (así se llama la frutería donde siempre compramos los mejores plátanos) que tan orgulloso se siente de ofrecer buena mercancía y conservarla en aire acondicionado cuando el clima lo requiere. Aunque solo sea una justificación a los precios.
You are viewing a single comment's thread from: