Este relato, por algún tipo de curiosa asociación, me recuerda a los supersticiosos legionarios romanos que pusieron las plantas de sus sandalias en los suelos del norte de España. En Galicia situaban el terrible río Leteo (que aquí denominamos como el Limia y es un afluente, si mal no recuerdo, del Sil), y pensaban que no sólo con beber su agua sino también con cruzarlo, llegarían a la otra orilla olvidando por completo quiénes eran y todo su pasado. De alguna manera, los mitos explicaban, en su lenguaje poético, todo este tipo de circunstancias que afectan a los hombres. La amnesia, posiblemente, sea la peor de todas porque podría llegar a pensarse que alguien o algo te ha robado el alma, la conciencia, dejándote tirado como un trapo. Aunque también es cierto, que en ocasiones, puede ser un verdadero alivio no recordar ciertas cosas. Siempre nos quedará la duda y en este caso, no habrá más remedio que confiar en la palabra de la policía. Abrazos
Maravilloso comentario, @juancar347!! Mi cerebro suena con tantas ideas. Soy, como bien sabes, fanática de los mitos y las leyendas, así que lo que dices me deja con ganas de más. Buscaré más información, te lo prometo. Te abrazo fuerte