Hoy celebro cinco años como especialista en Urología, y no puedo evitar mirar atrás y recordar cómo comenzó todo hace nueve años. Al graduarme como médico, tomé la decisión de lanzarme directo a esta especialidad, sabiendo que el camino sería duro, pero con la convicción de que valdría la pena.
Fueron 4 años intensos, llenos de sacrificios: horas interminables de estudio, guardias de 24 horas seguidas por jornadas de trabajo igual de largas, exámenes que me sacaban el sueño (y a veces la cordura), y una alimentación que dejaba mucho que desear. Pero todo eso lo compensaba la satisfacción de aprender algo nuevo cada día, de enfrentar retos y superarlos, y sobre todo, el orgullo de poder dedicarle mi título a mis padres, que siempre estuvieron ahí con su apoyo incondicional y su amor infinito.
Cinco años después, me siento como si aún fuera residente. La verdad es que uno nunca termina de aprender. Cada día, cada caso nuevo trae un desafío, una lección, algo que nos empuja a seguir creciendo. Sin embargo, también es cierto que estos cinco años no han sido del todo como imaginé. Las limitaciones en recursos y oportunidades han retrasado muchas de mis metas profesionales, especialmente en el área quirúrgica, lo que a veces hace que me pregunte qué deparará el futuro para mí en esta carrera.
A pesar de todo, no cambio lo vivido ni lo aprendido. Espero que los años que vienen traigan más oportunidades, más retos y, sobre todo, más razones para seguir amando lo que hago, ya sea como médico o en otros caminos que la vida me ponga por delante.
English Version
Today I am celebrating five years as a Urology specialist, and I can't help but look back and remember how it all began nine years ago. Upon graduating as a physician, I made the decision to jump straight into this specialty, knowing that the road would be hard, but with the conviction that it would be worth it.
They were 4 intense years, full of sacrifices: endless hours of study, 24-hour shifts followed by equally long working days, exams that made me lose sleep (and sometimes my sanity), and a diet that left much to be desired. But all that was compensated by the satisfaction of learning something new every day, of facing challenges and overcoming them, and above all, the pride of being able to dedicate my degree to my parents, who were always there with their unconditional support and infinite love.
Five years later, I feel as if I am still a resident. The truth is that you never stop learning. Every day, every new case brings a challenge, a lesson, something that pushes us to keep growing. However, it is also true that these five years have not been quite as I imagined. Limitations in resources and opportunities have delayed many of my professional goals, especially in the surgical area, which sometimes makes me wonder what the future holds for me in this career.
In spite of everything, I do not change what I have experienced or what I have learned. I hope that the years to come will bring more opportunities, more challenges and, above all, more reasons to continue loving what I do, whether as a physician or in other paths that life puts in front of me.
Source
All the photos are taken and edited on Snapseed by me.
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¡Mil felicidades doctora bella!
Gracias mi amigo, un abrazo 🤗