A Palo Seco, sin duda de Cocuy. Porque el de Ponsigue solo atrae buenas vibras y amistades.
Celebro tu ingenio y narrativa. Pero ignoro como será ir al cementerio en Día de Muertos. Recuerdo que en mi infancia iba mi mamá con mis tías y abuela aunque diluviara y regresaran empapadas y enfermas.
Una tradición que no seguí y salvo una vez que entre en el Cementerio del Este sin saber que era un cementerio, solo he visitado los de Cumaná para acompañar y dejar los restos mortales de mis muertos más queridos.
Consciente de que en ese lugar solo están sus restos y su esencia me acompaña, los atesoro en mis recuerdos, pero al cementerio no voy.
En Buenos Aires hay al menos dos cementerios que hasta los turistas visitan, quizás pase un día por curiosidad, pero no me seduce.
No soy supersticioso, pero veo con desagrado y como una gran falta de respeto a esas personas que caminan sobre las tumbas, donde descansan los huesos de los padres y madres de alguien, que decir de hermanos o hijos.
Que descansen en paz y nos esperen con paciencia, total es la eternidad.
Coincidimos en eso de los cementerios, no me atraen y si los he tenido que visitar ha sido para llevar los cuerpos de mi padre y un hermano.
Gracias por pasar amigo mío.