Es cierto que un docente (maestro, instructor, profesor) debería ser un líder, porque su influencia va más allá de la transmisión de conocimientos, moldea mentes, inspira sueños y construye futuros. Sin embargo, no todos los docentes logran alcanzar este nivel de liderazgo debido a diversas barreras. El reto está en trabajar colectivamente —desde las instituciones educativas, los gobiernos y la sociedad en general— para que cada docente tenga las herramientas, el apoyo y la motivación necesarios para convertirse en un verdadero líder en el aula y fuera de ella.
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