Tienes toda la razón. El número de años no tiene nada que ver con lo que sentimos por dentro. Yo siempre digo que mientras haya un corazón que lata con ganas de vivir bonito, eso es lo que importa. Uno puede tener 20, 50 o 80, pero si se mantiene el espíritu, si seguimos cambiando, reinventándonos, aprendiendo… ¿quién nos para?
Es cierto que el cuerpo se va cansando, pero la energía sigue intacta. Y eso lo llevamos en los ojos, en la forma en que nos reímos, en cómo miramos la vida. Gracias por complementar lo que escribí, se siente muy bonito ver que nos entendemos en este viaje. Un abrazo gigante, que la vida nos siga sonriendo, ¡y a disfrutar de todo lo que viene!