Escenas de otoño en el Camino de la Costa

in GEMS5 years ago

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Otra de las características que definen a los diferentes caminos de peregrinación que conducen a Compostela y aún más allá, a Fisterra, al tradicional Fin del Mundo –la Ogigia celta y el Amenti de los egipcios- es la espectacular variedad de sus paisajes.

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El denominado Camino de la Costa, cuyas etapas eran mucho más duras, pero que en la Edad Media permitían que los peregrinos no tuvieran malos encuentros con las tropas musulmanas que dominaban casi toda la Península Ibérica, tiene a su favor, no sólo el grandioso escenario de sus imponentes montañas, sino también la sobrecogedora grandeza de los vertiginosos acantilados de su maravillosa costa.

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Unos acantilados de sobrenatural belleza, sobre los que se han tejido multitud de floridas leyendas, donde el Cantábrico, esa Mar Soberana, ha sido durante siglos la transmisora de un conocimiento ancestral.

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Muchos son, en este sentido, los objetos encontrados milagrosamente en sus playas, que han hecho surgir espléndidos santuarios, focos inextinguibles de una fe popular, que continúa vigente en la actualidad.

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Desde las costas del País Vasco, hasta las aguas legendarias de la Costa de la Muerte, en la Galicia de las Rías Altas, santuarios como los de Gaztelugatxe, Tina, Corias, la Virgen Blanca de Luarca o San Andrés de Teixido –de quien se dice que quien no cuando está vivo, va cuando está muerto- hacen de este camino una aventura indudablemente especial.

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Aventura, que resulta aún mucho más compleja y pintoresca cuando los colores del otoño, preludio del ocaso pero testimonio de un futuro renacimiento, hacen su aparición, contrastando notablemente con los cromatismos esmeraldinos de unas aguas sobre cuyas agrestes olas todavía resuena el canto inmortal y fantástico de los innumerables seres sobrenaturales, que pueblan las ricas páginas de las mitologías de los pueblos del Norte de la vieja Iberia.

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AVISO: Tanto el texto, como las fotografías que lo acompañan, son de mi exclusiva propiedad intelectual.
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Great pictures...

Have a nice day...

You too, friend. Thanks for your kind comment and your visit. Greetings

Impresionantes imágenes!! Me encantan, te lo decía en un post anterior, los lugares que mantienen vivas sus leyendas, su cultura, su historia. De esta zona sí he leído anteriormente. Por las imágenes y por lo que he leído, el mar Catámbrico es frío! Acostumbrada a las imágenes del mar Caribe, vivo en una zona de playa en Venezuela, donde hay palmeras, clima soleado y arena blanca, este paisaje me resulta misterioso, sobrecogedor, si se quiere. Una tarde, desde allí arriba, desde esa casa, mirar el sol despedirse, debe ser un regalo que toque el alma. Te abrazo, @juancar347

El norte de España siempre ha sido soberanamente espectacular y en muchos de los lugares de una costa extraordinaria, que se extiende desde el País Vasco hasta lo más profundo de Galicia, leyendas y tradiciones todavía continúan vigentes, en algunos casos con una fuerza todavía espectacular. Son paisajes de ensueño, no sólo los paisajes de la costa, sino también los paisajes de interior, con las imponentes cadenas de montañas y esos bosques sombríos, autóctonos, aunque en algunos casos malheridos por la introducción, para la industria, de árboles como el eucalipto. Cierto que las aguas del Cantábrico y del Atlántico son frías, lo que no impide, sin embargo, que las playas estén llenas en verano y en ellas se practiquen deportes como el surf. De hecho, en la costa del Golfo de Vizcaya, en un hermoso pueblo marinero que se llama Mundaka, vienen conocidos surfistas de Estados Unidos y de Australia, pues al parecer, lo que denominan su ola izquierda, es de lo más especial. El otoño, al que siempre he considerado para mi gusto, como la más extraordinaria de las estaciones (quizás sea porque soy Libra y nací en otoño) dota a los lugares de un carisma muy particular, cuyos colores transforman los paisajes, dotándolos de un cromatismo espectacular. Esa casita a la que te refieres, estimada amiga, no es tal, sino una antigua, antiquisima ermita que no sólo tiene la devoción de las gentes marineras de alrededor, sino que también fue uno de los escenarios que se utilizaron en la famosa serie Juego de Tronos: la ermita de San Juan de Gaztelugatxe. Un lugar extraordinario, que por la afluencia de turistas, motivados por el morbo de ser uno de los escenarios de tan famosa serie, ve ahora y con mucho sentido común y razón, el acceso limitado. Junto a ella, hay un refugio, con chimenea, donde la gente, al menos antiguamente, podía pernoctar y prepararse sus alimentos. Pero lo extraordinario, es la aventura de llegar hasta ella, por un paisaje increíble y la subida de los 241 escalones (2+4+1=7, número mágico) y el toque de campana, al llegar a la cima para atraer buena suerte y bendiciones. Como te decía al principio, hay tradiciones que nunca mueren. Muchas gracias por tu comentario y un fuerte abrazo.

Estoy fascinada de tan extraordinaria belleza!!Felicitaciones @juancar347, son esplendidas tus fotografias. Los acantilados,la montaña, la playa, los magnificos colores de la vegetación propia del otoño entre otras bondades, sin duda hace que los peregrinos disfruten una maravillosa aventura por el Camino de la Costa. Un abrazo desde Lecheria, Venezuela.

Muchas gracias, estimada amiga @saidaplc. Yo siempre insisto en mis temáticas, sobre todo en aquellas referidas al Camino o mejor dicho a los Caminos de Santiago, que tienen mucho que ofrecer, y que dentro de lo maravilloso, están, por supuesto, los pueblos, las ciudades y esas venerables reliquias artísticas que son nuestras iglesias, ermitas y catedrales, pero también, ocupando un lugar importante, los entornos, los paisajes, tan diferentes y a la vez tan fascinantes. El otoño, después de todo, no hace sino darles un aspecto mucho más deslumbrante, pues es el último grito de alegría o de agonía, según se mire, necesario ante la llegada del duro invierno (la muerte) y el posterior ciclo de la primavera (el renacimiento). Muchas gracias por tu gentil comentario y un fuerte abrazo desde Madrid.