Ángeles de Polaris (continuación) / Angels of Polaris (continued)

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Imagen propia, creada mediante la IA de Craiyon / Own image, created by the AI of Craiyon


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Español


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Ángeles de Polaris (continuación)

Milena Ecker era una mujer diminuta, de un metro sesenta de altura, de rostro pálido y larga cabellera de color cenizo, si rostro no emanaba la agudeza y frialdad de Alfaro, ni siquiera la expresión de superioridad que se aprecia en la mayoría de los académicos, más bien era una mujer triste y temerosa, a la que le costaba mantener fija la mirada en su interlocutor.

—Dígame doctora, ¿por qué mataron a esas mujeres?, ¿por qué las tiraron en ese satélite? —preguntó Oliver, sin mayor retraso.

—Ya se lo dije al oficial que nos registró al llegar aquí, no se de que me hablan, le aseguro que no se de que me hablan —dijo Milena, entre sollozos, mientras sus manos, que estaban sujetas a los lados de la mesa temblaban descontroladamente.

—Si en realidad no sabe nada, no tiene nada de que preocuparse, al menos para nuestro caso —dijo Oliver. —Pero el hecho es que usted es la administradora del proyecto y del dinero que le asigna la fundación Amanecer, así que usted debe estar al tanto de todo lo que ocurre en ese laboratorio.

—Sí, eso es cierto, pero le juro que hasta el día de hoy no sabía nada de esta situación, las chicas del experimento estaban todas bajo continuo monitoreo, había ordenanzas bajo mi mando que se encargaban de monitorearlas, estuvieran despiertas o en hibernación —dijo Milena tratando, sin éxito, de mantener la mirada en los ojos de Oliver.

—Y, ¿de dónde salieron entonces esas mujeres?, tiene usted idea —preguntó Oliver.

—Me temo que, si lo sé, pero no puedo decirlo —dijo bajando la mirada y dejando caer algunas lágrimas sobre la mesa.

—Doctora, está en graves problemas, si se libra de una acusación por múltiples homicidios, igual será acusada ante el tribunal militar por mantener una instalación de investigación fraudulenta fuera de la jurisdicción de El Parlamento, de mantener retenidas contra su voluntad a 23 mujeres, de realizar ilegalmente a humanos como sujetos de experimentación científica y quien sabe que más se le ocurrirá a los fiscales militares —dijo Oliver poniendo las manos sobre la mesa y mirando fijamente a la cabizbaja mujer, mientras esta trataba de desviar la mirada. —Lo mejor que puede hacer es decir todo lo que sabe, porque si bien los cargos militares le pueden ganar un boleto directo a una colonia penal cerca de algún agujero negro, en una zona inexplorada de jurisdicción militar, nuestra acusación puede llevarla a una celda de aislamiento y reeducación en el asilo de la isla Ibis, donde pasará el resto de su vida sin ninguna fuente de estimulación sensorial salvo un repugnante e insípido tazón de un potaje calórico proteico al día, solo lo suficiente para mantenerla con vida —explicó Oliver. —Usted es médico y debe saber lo que le pasa al cerebro en un completo y total aislamiento sensorial, durante periodos prolongados de tiempo, imagine tener que pasar así los siguientes doscientos o trescientos años, lo que dure su actual dotación de nanomáquinas, le aseguro que tendrá el tiempo suficiente para arrepentirse de no haber hablado.

—Por favor no —dijo la mujer rompiendo en llanto. —Le juro que no tengo nada que ver con esto, sé de donde provienen las mujeres muertas, pero le juro que no sabía lo que estaba sucediendo.

—¿¡De donde provenían las mujeres!? —preguntó Oliver poniéndose de pie y azotando los puños en la mesa.

—¡NO PUEDO!, ¡No puedo decirlo! —dijo Milena, con voz entrecortada. —He firmado un documento que me prohíbe decir cualquier cosa sobre el experimento, ellos acabaran con mi carrera si hablo.

—Doctora, su carrera ya está acabada —dijo Oliver, buscado el rostro de la mujer con el suyo. —Usted será incapacitada de ejercer la medicina en cualquier forma, como mínimo se enfrenta a una condena de cien años si la juzgan bajo la jurisdicción militar, pero nuestros cargos son más serios, y si es encontrada culpable, aunque sea de complicidad por no querer colaborar con la investigación, pasará al menos unos quinientos años en aislamiento, lo que igual implica una condena de muerte, pues no hay dotación de nanomáquinas que dure más de trescientos años —dijo Oliver poniéndose de pie al lado de la mujer, para luego inclinarse hacia ella y mirarla directamente al rostro. —Doctora, si no me dice lo que sabe, usted morirá en una celda de la isla Ibis, completamente enloquecida por las voces que le hablaran en su cerebro, completamente inmovilizada para que no pueda atentar contra su vida, sin siquiera poder escuchar su propia voz para saber que aún está viva. Además, ningún documento legal, hecho para resguardar la privacidad en la comisión de un delito, es válido, nadie puede juzgarla o acusarla de algo por hablar y tratar de librarse de un miserable final…

—¡ERAN LOS REEMPLAZOS! —gritó Milena, repentinamente, en plano llanto. —Eran las mujeres de reemplazo.

—De reemplazo, y de donde salieron, hasta donde sabemos, como es que Alfaro no las había incluido también en el experimento —preguntó Oliver, sorprendido por la respuesta.

—Solo yo y dos ordenanzas encargados de su mantenimiento sabían de ellas —dijo Milena. —No formaban parte del experimento original llevado a cabo en Titán, eran clones de las participantes, fueron una medida de seguridad tomada por la fundación Amanecer, en tiempos de la administración de Fukuhara, por si el experimento llegase a fallar, tener material genético vivo para poder continuar en una nueva instalación.

Texto de @amart29, Barcelona, Venezuela, agosto de 2023

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English


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Angels of Polaris (continued)

Milena Ecker was a tiny woman, one meter sixty tall, with a pale face and long ash-colored hair, her face did not emanate Alfaro's sharpness and coldness, not even the expression of superiority that is seen in most academics, rather she was a sad and fearful woman, who found it difficult to keep her gaze fixed on her interlocutor.

-Tell me doctor, why did they kill those women, why did they throw them in that satellite? -Oliver asked, without further delay.

-I already told the officer who searched us when we arrived here, I don't know what you're talking about, I assure you I don't know what you're talking about," said Milena, between sobs, while her hands, which were clamped on the sides of the table, trembled uncontrollably.

-If you really don't know anything, you have nothing to worry about, at least in our case," said Oliver. -But the fact is that you are the administrator of the project and of the money allocated to it by the Amanecer Foundation, so you must be aware of everything that happens in that laboratory.

-Yes, that's true, but I swear that until today I knew nothing about this situation, the girls in the experiment were all under continuous monitoring, there were orderlies under my command who were in charge of monitoring them, whether they were awake or in hibernation," said Milena trying, unsuccessfully, to keep her eyes on Oliver's eyes.

-So where did these women come from then, do you have any idea," asked Oliver.

-I'm afraid I do, but I can't say," he said, lowering his eyes and letting some tears fall on the table.

-Doctor, you are in big trouble, if you get away with multiple murder charges, you will still be charged in military court for maintaining a fraudulent research facility outside of Parliament's jurisdiction, holding 23 women against their will, illegally conducting human subjects for scientific experimentation, and who knows what else the military prosecutors will come up with," said Oliver, placing his hands on the table and staring at the crestfallen woman as she tried to look away. -The best thing you can do is tell everything you know, because while the military charges may earn you a ticket straight to a penal colony near some black hole, in an uncharted area of military jurisdiction, our prosecution may land you in an isolation and re-education cell in the asylum on Ibis Island, where you will spend the rest of your life without any source of sensory stimulation except a disgusting, tasteless bowl of a protein caloric stew a day, just enough to keep you alive," Oliver explained. -You are a doctor and you must know what happens to the brain in complete and total sensory isolation, for prolonged periods of time, imagine having to spend the next two or three hundred years like that, however long your current endowment of nanomachines lasts, I assure you that you will have enough time to regret not speaking up.

-Please don't," said the woman, bursting into tears. -I swear I had nothing to do with this, I know where the dead women came from, but I swear I didn't know what was happening.

-Where did the women come from? -Oliver asked, standing up and pounding his fists on the table.

-I CAN'T, I can't tell! -said Milena, her voice cracking. -I have signed a document forbidding me to say anything about the experiment, they will end my career if I talk.

-Doctor, your career is already over," said Oliver, searching the woman's face with his own. -You will be disqualified from practicing medicine in any form, at the very least you face a sentence of one hundred years if you are tried under military jurisdiction, but our charges are more serious, and if you are found guilty, even if it is of complicity for not wanting to collaborate with the research, you will spend at least five hundred years in isolation, which still implies a death sentence, because no nanomachine endowment lasts more than three hundred years," said Oliver standing next to the woman, then leaning towards her and looking her directly in the face. -Doctor, if you don't tell me what you know, you will die in a cell on Ibis Island, completely crazed by the voices speaking in your brain, completely immobilized so that you cannot make an attempt on your life, without even being able to hear your own voice to know that you are still alive. Besides, no legal document, made to protect the privacy in the commission of a crime, is valid, no one can judge her or accuse her of anything for talking and trying to get rid of a miserable end...

-IT WAS THE REPLACEMENTS! -shouted Milena, suddenly, in a flat cry. -They were the replacement women.

-And where did they come from, as far as we know, how come Alfaro hadn't also included them in the experiment," asked Oliver, surprised by the answer.

-Only I and two orderlies in charge of their maintenance knew about them," said Milena. -They were not part of the original experiment carried out on Titan, they were clones of the participants, they were a security measure taken by the Amanecer foundation, during Fukuhara's administration, in case the experiment failed, to have living genetic material to be able to continue in a new facility.

Text of @amart29, Barcelona, Venezuela, August 2023


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