Hola, Hivers de esta comunidad ✨ Hoy quiero compartir con ustedes un capítulo de la novela que estoy escribiendo. Espero sus comentarios. Gracias 🙏😘
Aquella tarde, mientras cenaban, Esperanza soltó una "bomba".
—Quiero ser monja._
Su papá casi se atragantó con un pedazo de carne, su mamá soltó un buche de agua y su hermana se echó a reír. Trataron de persuadirla en vano por largo rato, pero ella estaba "decidida", tanto como aquella madrugada en que quiso ahogarse en las profundidades del mar.
—Sí, monja. No se asombren._
Después de eso, Esperanza hizo mutis durante tres días. Ni su hermana, con quien tenía una estrecha relación, logró sacarle una palabra.
—¿Acaso eres la hija de Víctor Hugo?—decía su hermana, intentando sacarle una sonrisa.
El lunes apareció su amiga Carmen, que no había podido ir por asuntos de trabajo. Al verla, Esperanza rompió el "voto de silencio" y se lanzó a llorar en sus brazos.
—¡Qué falta me hacía tu abrazo, mi amiga!_
—Lo sé. Llora, que las lágrimas limpian el alma. En menos de lo que imaginas estarás curada, verás._
Esas palabras le hicieron mucho bien a Esperanza. Carmen, sabia y juiciosa, nunca fallaba en sus predicciones.
—¿Qué historia es esa de ser monja? ¿Estás loca? Esa idea es demasiado radical y apresurada._
—No estoy loca. Es una excelente forma de librarme de sufrimientos. No tendré que lidiar nunca más con falsedades e hipocresías, con mentiras y trampas, con hombres desalmados y violentos. En el convento encontraré paz y sosiego._
—¿De qué hablas? Hacer eso es un error. Ese no es el camino._
—Quiero renovar mi existencia, darle un rumbo divino y celestial. Estoy decidida._
Pasaron quince días cuando, por fin, Esperanza fue hasta el Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, sitio ubicado a varios kilómetros de la ciudad. Lugar de gran afluencia y prestigio. Personas de todo el país, e incluso turistas, lo visitaban con frecuencia, todas cargadas con sus ilusiones, ruegos y pedidos a la virgen milagrosa. Otros iban a pagar promesas con flores y todo tipo de regalos por los milagros concedidos. El local lucía un esplendor y limpieza impecables.
Ya Esperanza había estado allí otras veces: la primera, por curiosidad, y las otras, acompañando a alguna amiga, pero nunca por nada personal. De hecho, jamás imaginó hacer lo que estaba a punto de hacer. Era domingo, y la misa estaba a punto de comenzar, así que tuvo que esperar a que terminara para ser atendida. Mientras tanto, se sentó al fondo de la iglesia y luego se arrodilló en el banquillo a pedir misericordia. El pastor, que era hombre de verbo exquisito, habló de la fe, el perdón y la salvación.
—¿Perdón? No creo que pueda perdonar a Rogelio—pensó Esperanza.
Era la una y media cuando terminó la misa, y por fin se entrevistó con el Padre Fernando, un hombre blanco y alto a quien le salía la masculinidad por encima de la sotana. El párroco, que, al decir de sus ojos pícaros y sus labios provocadores, parecía más mundano que devoto, la atendió con esmero. No era tan sencillo el asunto. Esperanza necesitaba reunir una serie de requisitos que, en ese momento, no tenía.
—Debes haber recibido los Santos Sacramentos del Bautismo y la Confirmación, y luego demostrarlo presentando las Partidas Eclesiásticas correspondientes —dijo el Padre Fernando con parsimonia y solemnidad.
Esperanza no tuvo la menor idea de lo que dijo. Era como si el Padre hablase en esperanto.
—Tampoco puedes estar casada, para lo cual presentarás un Certificado de Matrimonio negativo—agregó mientras le ponía la mano en el hombro.
Otro obstáculo, aunque eso, si quisiera, se resolvía con un divorcio.
Esperanza quería saber sobre la vida en el convento y habló con la Madre Superiora y con algunas monjas, que además le hicieron un tour por la institución. Todas delgadas y hasta paliduchas, con sus hábitos negros y blancos y sus miradas sombrías, lúgubres, sin el menor vestigio de maldad, con la aparente paz que las caracteriza.
—Las rutinas monásticas varían según la orden religiosa y el tipo de convento. Incluyen una combinación de oración, trabajo y estudio —dijo la Madre Superiora.
—En las mañanas, luego del aseo, comenzamos el día con la Oración de la Mañana, que puede incluir la Liturgia de las Horas. Luego, Misa con Celebración Eucarística y, por último, el desayuno, que suele ser sencillo—dijo la hermana Olema.
A Esperanza la cabeza le dio vueltas con tanto protocolo y palabras raras.
—¿Monásticas, Liturgia de las Horas, Celebración Eucarística? Al parecer, el esperanto de las monjas es más avanzado que el del Padre. Y encima, desayunos sencillos. Con razón no vi ninguna monja gorda—pensó.
—Al mediodía—continuó la hermana Mireisy— trabajamos en la producción de alimentos, costura, artesanías, educación o trabajo en la comunidad. Luego viene la Oración del Medio Día, que puede incluir el rezo del Ángelus._
—En la tarde, corresponde Estudio y Reflexión, lectura espiritual, estudio de textos religiosos o la formación continua, Oración Vespertina y, al final de la tarde, se realiza otra sesión de oración—agregó la hermana Mailín.
Esperanza sintió una fuerte sensación de náuseas que trató de disimular y, gracias a un ejercicio de respiración profunda, no vomitó.
—En la noche, la cena suele ser el momento de compartir con las hermanas. Luego, antes de dormir, la Oración Nocturna y reflexión personal—destacó la hermana Dania.
—Además, si alguna lo desea, puede acogerse al Retiro Espiritual para fortalecer su fe y ahuyentar los demonios que la atormentan—dijo por último el Padre.
Poco faltó para que Esperanza saliera corriendo. Llegó un momento en que apenas escuchaba lo que decían; era como si hablasen en cámara lenta y con voces deformes. De solo imaginarse confinada en ese lugar, sentía mareos y claustrofobia. Ser monja no era una solución verdadera. Su temperamento no se lo permitiría; además, su líbido era muy fácil de dispararse como para estar aislada en un monasterio viendo pasar los días en "blanco". Sería una gran tentación ver a un mismo hombre, día tras día, sin tener pensamientos pecaminosos, sin que se despertara su morbo. Terminaría haciendo pecar al Padre. Era una idea insensata esa de convertirse en la hermana Esperanza.
Ya eran casi las tres de la tarde cuando les dio las gracias a la comitiva eclesiástica. En uno de los árboles alrededor del santuario, vio posada y con los ojos cerrados a una enorme lechuza blanca. Por alguna razón inexplicable, la imagen o el grito de una lechuza había estado presente en varios momentos clave de su vida. Era como si este sabio animalito fuera una especie de protector. Por cuarta vez en su vida tenía que tomar una decisión importante, y la presencia de una lechuza la ayudaba a escoger la correcta.
—Esta gente no me va a ver más nunca—pensó Esperanza mientras se despedía.
Al bajar la inmensa escalinata, vio la calle llena de carpas coloridas donde vendedores y artesanos exponían todo tipo de objetos alegóricos a la virgen. Había estampas talladas en madera de diferentes tamaños y precios, y cada una, a su estilo, era una obra de arte. También había crucifijos, rosarios, ramos de flores moradas, rojas y, sobre todo, amarillas, que son las preferidas de la virgen. Además, en las mesas vendían muchas bolsitas de nilón transparente con piedras de cobre, traídas directamente de la famosa mina de los alrededores. Compró una estampita de la virgen y una bolsa pequeña con piedras, que, según dicen, atraen buena suerte. También vio a más de una persona caminando de rodillas rumbo a la iglesia, cumpliendo sus promesas. Bien se sabe que una promesa no cumplida puede causar problemas y maldiciones para siempre.
Esperanza se marchó del lugar lista para seguir con su vida pecaminosa y, sobre todo, con una certeza: nunca iba a ser monja. Así que, en menos de lo que esperaba, desistió del asunto. De todas formas, su visita al Santuario sirvió para decidirse a presentar lo más pronto posible la demanda de divorcio. Regresó a su casa como perro con "el rabo entre las piernas". Su hermana no hacía más que burlarse de su desacierto.
—Te dije que eso no era lo tuyo. ¿No lograron seducirte las bondades del convento?..._ ✨📖
Contenido original.Traducido al inglés con DeepSeek. Imagen de mi propiedad.
Banners hechos en Canva por cortesía de @yuraimatc y @maiasun84.
EXCERPT FROM A NOVEL IN PROGRESS (ESP/ENG).
Hello, Hivers of this community ✨ Today, I want to share with you a chapter from the novel I’m writing. I look forward to your comments. Thank you 🙏😘
That evening, during dinner, Esperanza dropped a "bombshell."
—I want to become a nun._
Her father nearly choked on a piece of meat, her mother spat out a mouthful of water, and her sister burst into laughter. They tried to persuade her for a long time, but it was in vain. She was as "determined" as she had been that early morning when she wanted to drown herself in the depths of the sea.
—Yes, a nun. Don’t be surprised._
After that, Esperanza went silent for three days. Not even her sister, with whom she had a close relationship, could get a word out of her.
—Are you Victor Hugo’s daughter or something?—her sister said, trying to get her to smile.
On Monday, her friend Carmen showed up, who hadn’t been able to come earlier due to work. When Esperanza saw her, she broke her "vow of silence" and burst into tears in her arms.
—I really needed your hug, my friend!_
—I know. Cry, tears cleanse the soul. In less time than you think, you’ll be healed, you’ll see._
Those words did Esperanza a lot of good. Carmen, wise and sensible, was never wrong in her predictions.
—What’s this about becoming a nun? Are you crazy? That idea is too radical and hasty._
—I’m not crazy. It’s an excellent way to free myself from suffering. I won’t have to deal with lies and hypocrisy, with deceit and traps, with heartless and violent men. In the convent, I’ll find peace and tranquility._
—What are you talking about? Doing that is a mistake. That’s not the way._
—I want to renew my existence, give it a divine and celestial direction. I’m determined._
Fifteen days passed when, finally, Esperanza went to the Sanctuary of the Virgin of Charity of El Cobre, a place located several kilometers from the city. It was a site of great prestige and frequent visits. People from all over the country, and even tourists, often visited, all carrying their hopes, prayers, and requests to the miraculous virgin. Others came to fulfill promises with flowers and all kinds of gifts for the miracles granted. The place looked impeccable in its splendor and cleanliness.
Esperanza had been there before: the first time out of curiosity, and the other times accompanying a friend, but never for anything personal. In fact, she had never imagined doing what she was about to do. It was Sunday, and the Mass was about to begin, so she had to wait until it was over to be attended to. Meanwhile, she sat at the back of the church and then knelt on the bench to ask for mercy. The pastor, a man of exquisite speech, spoke of faith, forgiveness, and salvation.
—Forgiveness? I don’t think I can forgive Rogelio—Esperanza thought.
It was one-thirty when the Mass ended, and she finally met with Father Fernando, a tall, white man whose masculinity seemed to overflow from his cassock. The priest, who, judging by his mischievous eyes and provocative lips, seemed more worldly than devout, attended to her with care. It wasn’t that simple. Esperanza needed to meet a series of requirements that, at that moment, she didn’t have.
—You must have received the Holy Sacraments of Baptism and Confirmation, and then prove it by presenting the corresponding Church Certificates—Father Fernando said with solemnity and deliberation.
Esperanza had no idea what he was talking about. It was as if the Father was speaking in Esperanto.
—You also can’t be married, for which you’ll need to present a Negative Marriage Certificate—he added, placing his hand on her shoulder.
Another obstacle, though that could be resolved with a divorce if she wanted.
Esperanza wanted to know about life in the convent and spoke with the Mother Superior and some nuns, who also gave her a tour of the institution. All of them were thin, even pale, in their black and white habits, with somber, gloomy looks, without a trace of malice, and with the apparent peace that characterized them.
—Monastic routines vary depending on the religious order and the type of convent. They include a combination of prayer, work, and study—said the Mother Superior.
—In the mornings, after washing up, we start the day with Morning Prayer, which may include the Liturgy of the Hours. Then, Mass with Eucharistic Celebration, and finally, breakfast, which is usually simple—said Sister Olema.
Esperanza’s head was spinning with all the protocols and strange words.
—Monastic, Liturgy of the Hours, Eucharistic Celebration? It seems the nuns’ Esperanto is more advanced than the Father’s. And on top of that, simple breakfasts. No wonder I didn’t see any fat nuns—she thought.
—At noon—continued Sister Mireisy—we work in food production, sewing, crafts, education, or community work. Then comes Midday Prayer, which may include the recitation of the Angelus._
—In the afternoon, it’s time for Study and Reflection, spiritual reading, religious text study, or ongoing formation, Evening Prayer, and at the end of the afternoon, another prayer session—added Sister Mailín.
Esperanza felt a strong wave of nausea that she tried to hide and, thanks to a deep breathing exercise, managed not to vomit.
—At night, dinner is usually a time to share with the sisters. Then, before bed, Night Prayer and personal reflection—highlighted Sister Dania.
—Also, if anyone wishes, they can take part in a Spiritual Retreat to strengthen their faith and drive away the demons that torment them—said the Father in conclusion.
Esperanza almost ran out of there. At one point, she could barely hear what they were saying; it was as if they were speaking in slow motion with distorted voices. Just imagining herself confined in that place made her feel dizzy and claustrophobic. Becoming a nun wasn’t a real solution. Her temperament wouldn’t allow it; besides, her libido was too easily triggered to be isolated in a monastery watching the days go by in "white." It would be a great temptation to see the same man, day after day, without having sinful thoughts, without her curiosity being aroused. She would end up making the Father sin. The idea of becoming Sister Esperanza was absurd.
It was almost three in the afternoon when she thanked the ecclesiastical committee. On one of the trees around the sanctuary, she saw a large white owl perched with its eyes closed. For some inexplicable reason, the image or the cry of an owl had been present at several key moments in her life. It was as if this wise little animal was some kind of protector. For the fourth time in her life, she had to make an important decision, and the presence of an owl helped her choose the right one.
—These people won’t see me again—Esperanza thought as she said goodbye.
As she descended the immense staircase, she saw the street filled with colorful tents where vendors and artisans displayed all kinds of objects related to the virgin. There were wooden carvings of different sizes and prices, each one a work of art in its own way. There were also crucifixes, rosaries, bouquets of purple, red, and especially yellow flowers, which are the virgin’s favorite. Additionally, on the tables, they sold many transparent nylon bags with copper stones, brought directly from the famous mine nearby. She bought a small image of the virgin and a small bag of stones, which, they say, bring good luck. She also saw more than one person walking on their knees toward the church, fulfilling their promises. It’s well known that an unfulfilled promise can cause problems and curses forever.
Esperanza left the place ready to continue her sinful life and, above all, with one certainty: she was never going to be a nun. So, in less time than expected, she gave up on the idea. In any case, her visit to the Sanctuary helped her decide to file for divorce as soon as possible. She returned home like a dog with its "tail between its legs." Her sister couldn’t stop mocking her mistake.
—I told you that wasn’t for you. Didn’t the convent’s virtues seduce you?..._ ✨📖
Original content. Translated into English with DeepSeek. Image owned by me.
Banners made in Canva courtesy of @yuraimatc and @maiasun84.
¡Felicitaciones!
1. Invierte en el PROYECTO ENTROPÍA y recibe ganancias semanalmente. Entra aquí para más información.
3. Suscríbete a nuestra COMUNIDADEntra aquí para más información sobre nuestro trail., apoya al trail de @Entropia y así podrás ganar recompensas de curación de forma automática.
4. Creación de cuentas nuevas de Hive aquí.
5. Visita nuestro canal de Youtube.
Atentamente
El equipo de curación del PROYECTO ENTROPÍA
Muchas gracias 😘🙏
¡¡¡Ya quiero leerla!!!
Gracias, Yura.😘🙏🌹
Interesante, confieso que nunca he entendido las motivaciones para tomar la vida monástica, aunque quizás la diferencia temporal y cultural sea muy grande como para que pueda. Suerte con tu proyecto, ojalá encuentres las puertas abiertas para publicarlo.
Muchas gracias por la lectura y tú amable comentario. Espero terminarla este año. 🙏😘
Señoraaaaa que bueno va eso
Me alegra que te guste. Gracias 😘🙏🌹
¡Espero con ansias la publicación de la novela!
Hasta yo. 🤭. Gracias 😘🙏
¡A ti!