La Oficina de Empleos
La oficina de empleo tenía un pesado olor a humedad que se impregnaba en las ropas de las personas que aguardaban en el pasillo. La pequeña mesilla de café se encontraba cubierta de folletos de disímiles temas, algunos muy deteriorados del uso y el aparente tiempo que llevaban de mano en mano. El murmullo de la gente molestaba como un zumbido, tenaz e irritante. Los maceteros apostados en las esquinas aportaban el único toque de verdor de la sala, porque decir vida sería demasiado para las mustias plantas que luchaban por sostener sus resecas hojas en su lugar.
En el sillón más cercano a la puerta estaba Igor, que llevaba su mirada de una persona a la otra para ver si eran capaces de mantener el contacto visual por más de una centésima de segundo, antes de dirigirse a la persona de al lado y hacer algún comentario con cara de disgusto o desprecio. Su joroba no se acomodaba al mar de muelles rotos del respaldo del asiento.
A pesar de estar de mal humor, no pudo evitar realizar movimientos algo torpes y nerviosos con el folio amarillo que tenía entre sus dedos. Su currículum no era nada fascinante. Asistente de doctor chiflado, técnico A en tirar de palancas, exhumador de cadáveres, eran algunas de las habilidades que llenaban su hoja laboral. Sin contar, las acostumbradas mentiras sobre hablar varios idiomas y un título de oro de una de las más prestigiosas universidades del mundo.
La puerta se abrió y con ella el sonido de la campanilla reclamó la atención de la sala. Todas las miradas se posaron en la persona que salía con rostro triste y ojeras muy marcadas bajo la expresión vidriosa de noches sin dormir. Por una fracción breve de tiempo se alegraron de la derrota del extraño, aunque no fueron lo suficientemente honestos para mostrar la felicidad en sus caras. Había llegado el turno de Igor.
Se incorporó de forma pesada y torpe. Acomodó el traje de alquiler, azul marino, aunque no logró eliminar las arrugas que surcaban su espalda baja. Caminando hacia la puerta, iba recitando en su cabeza el discurso que llevaba preparando durante las 2 horas que pasó en aquella sala.
El picaporte de la puerta se sentía frío al contacto con su piel. Giró su mano con fuerza y decisión para descubrir la siguiente estancia. El despacho estaba helado y en penumbras por las gruesas cortinas que ocultaban las ventanas. Examinó el lugar con una mirada rápida e indiferente. Frente a Igor se encontraba un gran buró de madera tallada y una modesta silla de caoba. Dos grandes archivos metálicos se alzaban a su derecha, repletos de papeles que salían a relucir entre las gavetas medio abiertas.
-Ajam - Dijo una silueta mientas señalaba la silla que se situaba a dos metros de Igor.
Cerró la puerta y obedeció la orden del entrevistador. Este organizaba papeles y pasaba páginas hasta que encontró lo que buscaba. Alzó la mirada y la clavó en los ojos neutros del jorobado.
-No sé si se burla de mí o es un genio del marketing - Sentenció al concluir la lectura del currículum que le había acercado Igor sin mediar palabra.
-Yo no bromeó - Contestó mientas se acomodaba en la silla.
La habitación permaneció en silencio mientras el administrativo examinaba detenidamente el rostro de pocos amigos que se encontraba ante él. Al quedar convencido que, en efecto, no era ningún tipo de broma, asumió una expresión resuelta y profesional. Tras otra mirada a los documentos, reanudó la conversación.
-Cuénteme un poco sobre sus anteriores puestos de trabajo-
-Jummm. Fui asistente durante muchos años de un doctor algo desequilibrado, siendo franco. Brillante, pero excéntrico- dijo con pesar en su voz.
-¿Qué clase de ayuda me prestaba?- preguntó intrigado
-Su cuerpo estaba deteriorado, así que lo asistía en tareas de fuerza. Operaba maquinaria, movía objetos y también cababa agujeros profundos-
-¿Agujeros?- interrogó inclinando su cuerpo hacia adelante.
-Profanaba tumbas. Eran otros tiempos- comentó y cruzó los brazos esperando los acostumbrados improperios.
-Tengo un amigo, es propietario de una funeraria. Ya no se usan pico y pala para esas tareas, pero podríamos venderlo como un servicio Prémium- levantó su mano y anunció el eslogan.
-Fosas artesanales- pero antes de poder continuar su entusiasmada exposición fue interrumpido por Igor.
-No es la primera oficina de empleo que visito, y ya intentamos eso. No salió bien. De hecho, es la última que me faltaba, en este estado, al menos- Se notaba la desesperanza, con que flotaban las palabras en la habitación. Continuó hablando.
-Quiero encontrar un trabajo que me apasione. Como el monstruo de Frankenstein. Comenzó en una compañía de mudanzas. Ahora fundó su propia empresa, "Mudanzas Monstruosas". Ya tiene franquicias por todo el país- explicó y desvío la mirada hacia la ventana, solo para encontrarse con las feas cortinas.
-Entiendo. ¿Qué lo hace feliz? -
-Me gustan las tareas repetitivas, como tirar de las palancas y si eso hace infeliz a otros, mejor -
-¿Probó la silla eléctrica? - comentó con una expresión dura en su cara.
-No disfruto de la muerte o esa clase de dolor -
-Tiene gustos peculiares, por decirlo de alguna forma. Admito que su caso es difícil, pero lo tomo como un desafío profesional interesante. Ya me he enfrentado a situaciones peculiares en el pasado- Al ver qué no era interrumpido se limitó a seguir con su relato.
-Mi caso más complejo fue un encantador de serpientes. Es un oficio peligroso y antiguo. Ese era su principal problema, ya nadie le interesaba ver su espectáculo. Dejó de ser novedoso, aunque, jamás llega a ser aburrido del todo. Le sugerí otro camino, una aplicación diferente a sus talentos dentro de lo ordinario y cotidiano.
-¡Espere! ¿Me está diciendo que para hacerlo destacar lo llevó a lo normal, simple y convencional?-
-Exacto. Le ofrecí un trabajo de plomero, por ridículo que suene. Es una celebridad y tiene más demanda de la que puede cubrir. Destapar tuberías usando el sonido hipnótico de su instrumento y sus serpientes. Eso sí es algo que no se ve todos los días, señor Igor- Remató la oración con una expresión de satisfacción.
En un lejano y recóndito rincón destelló algo similar a la fe. Una sensación poco conocida para el Jorobado, que la interpretó como una molestia por la extrañeza del descubrimiento.
-¿Qué me recomienda entonces?- Pregunto con un interés genuino.
El entrevistador se dejó caer contra el respaldo del asiento y se quedó con la mirada perdida en el espacio. Pasaron 5 minutos y el hombre no movió un músculo. Justo cuando Igor se disponía a levantarse y dejar la oficina, su interlocutor volvió, a hablar.
-¡Ya lo tengo!- Tomó con energía el teléfono y comenzó a golpear con fuerza las teclas.
-Hola Patrick. Encontré el hombre para la vacante que tienes. Es algo diferente, pero será extraordinario, te lo garantizo, sabes que no fallo- La conversación era animada y cordial. Podría aparentar que eran dos viejos amigos poniéndose al día, si no fuera por la atmósfera de vendedor de coches usados que circulaba de una línea a la otra.
Tras colgar miró de forma directa, intensa y resolutiva, los ojos del ocupante de la menuda silla. Lo que causó que se invirtieran los papeles y apareció la rara necesidad de comentar con un extraño su incómoda situación. El suspenso se rompió con la frase "El próximo lunes comienzas a trabajar en un casino".
-¡¿Casino?! - La palabra se escapó de sus labios sin saber cómo llegó allí sin cruzar antes por sus pensamientos.
-Correcto. Trabajarás como jugador de la casa. El salario no es una maravilla, pero cumple con tus cualidades y requisitos especiales- La cara de extrañeza no cambió, así que prosiguió.
-Te encargarás de jugar en las máquinas de monedas. Es un trabajo repetitivo, tirar de las palancas durante horas. En esencia, juegas para animar a otros a hacerlo. Por supuesto que la suerte estará arreglada para que ganes con cierta regularidad. Eso es lo frustrante del trabajo, ganar miles pero no disponer de un centavo del premio-
-¿Me gusta la idea, solo no veo la manera en que cubre mi requisito?- La pregunta hizo que el regordete administrativo sonriera, como si la estuviera esperando con ansias.
-Es obvio si lo piensas. Ganar, triunfar, tener éxito o como prefieras llamarlo, provoca envidia, celos y frustración. Así generas sufrimiento sin lastimar a nadie. Solo tira de esa palanca y te sentirás realizado.
English
The Employment Office
The employment office had a heavy musty smell that permeated the clothes of the people waiting in the corridor. The small coffee table was covered with brochures on different topics, some very deteriorated from use and the apparent time they had been from hand to hand. The murmur of people disturbed like a buzzing, tenacious and irritating. The planters in the corners provided the only touch of green in the room, because to say life would be too much for the withered plants that were struggling to hold their parched leaves in place.
In the chair closest to the door was Igor, who was looking from one person to the other to see if they could hold eye contact for more than a hundredth of a second, before turning to the person next to him and making some comment with a face of disgust or contempt. His hump did not accommodate the sea of broken springs in the back of the seat.
Despite being in a bad mood, he couldn't help but make clumsy and nervous movements with the yellow sheet of paper that he had between his fingers. His resume was nothing to write home about. Nutty doctor's assistant, lever-pulling technician A, corpse exhumer, were some of the skills that filled his resume. Not to mention the usual lies about speaking several languages and a gold degree from one of the most prestigious universities in the world.
The door opened and with it the sound of the bell claimed the attention of the room. All eyes fell on the person who left with a sad face and very marked dark circles under the glassy expression of sleepless nights. For a brief fraction of time they were glad of the stranger's defeat, though they were not honest enough to show the happiness on their faces. It was Igor's turn.
He sat up heavily and clumsily. He straightened the rented navy suit, though he couldn't get rid of the wrinkles that creased his lower back. Walking towards the door, he was reciting in his head the speech that he had been preparing during the 2 hours he spent in that room.
The doorknob felt cold against his skin. He turned his hand with force and determination to discover the next room. The office was chilly and dim because of the thick curtains that hid the windows. He surveyed the place with a quick, indifferent glance. In front of Igor was a large carved wooden bureau and a modest mahogany chair. Two large metal filing cabinets loomed to his right, crammed with papers spilling out of half-open drawers.
-Ajam - Said a silhouette while pointing to the chair that was located two meters from Igor.
He closed the door and obeyed the interviewer's order. He organized papers and turned pages until he found what he was looking for. He looked up and met the neutral eyes of the hunchback.
-I don't know if he's making fun of me or he's a marketing genius - he sentenced at the end of reading the resume that Igor had given him without saying a word.
-I wasn't kidding - he replied as he settled back in the chair.
The room was silent as the clerk carefully examined the face of few friends that was before him. Convinced that it was indeed no joke, he assumed a resolute and professional expression. After another glance at the documents, he resumed the conversation.
-Tell me a little about his previous jobs-
-Hmmm. I was an assistant for many years to a somewhat unbalanced doctor, to be frank. Brilliant, but eccentric- he said with regret in his voice.
-What kind of help did you give me?- He asked intrigued.
-His body was deteriorated, so he assisted him in tasks of strength. He operated machinery, moved objects and also dug deep holes-
-Holes?-he questioned leaning his body forward.
-He desecrated graves. Those were other times- he commented and crossed his arms waiting for the usual expletives.
-I have a friend, he owns a funeral home. Pick and shovel are no longer used for those tasks, but we could sell it as a Premium service- he raised his hand and announced the slogan.
-Artisan graves- but before he could continue his enthusiastic exposition he was interrupted by Igor.
-It is not the first employment office that I visit, and we already tried that. It didn't go well. In fact, it's the last one I was missing, in this state, at least- You could see the hopelessness, with which the words floated in the room. He continued speaking.
-I want to find a job that I am passionate about. Like Frankenstein's monster. He started in a moving company. He now founded his own company, "Monster Removals". He already has franchises all over the country- he explained and turned his gaze to the window, only to find himself with the ugly curtains.
-I understand. What makes you happy? -
-I like repetitive tasks, like pulling levers and if that makes others unhappy, the better -
-Did you try the electric chair? He commented with a hard expression on his face.
-I don't enjoy death or that kind of pain -
-He has peculiar tastes, so to speak. I admit that his case is difficult, but I take it as an interesting professional challenge. I have already faced peculiar situations in the past- Seeing that he was not interrupted, he simply continued with his story.
-My most complex case was a snake charmer. It is a dangerous and ancient trade. That was his main problem, and nobody was interested in seeing his show. It ceased to be novel, although it never becomes completely boring. I suggested another path, a different application of his talents within the ordinary and everyday.
-Wait! He is telling me that to make it stand out he took it to the normal, simple and conventional?
-Exact. I offered him a plumbing job, ridiculous as that sounds. He's a celebrity and he's in more demand than he can handle. Unclog pipes using the hypnotic sound of your instrument and your snakes. That is something you don't see every day, Mr. Igor- He finished the sentence with an expression of satisfaction.
In a far off corner he flashed something akin to faith. A sensation little known to the Hunchback, who interpreted it as an annoyance due to the strangeness of the discovery.
-What do you recommend then? - I ask with genuine interest.
The interviewer slumped back in the seat and stared off into space. 5 minutes passed and the man did not move a muscle. Just as Igor was about to get up and leave the office, his interlocutor spoke again.
-I got it!-He took the phone with energy and began to hit the keys with force.
-Hello Patrick. I found the man for the vacancy you have. It's something different, but it will be extraordinary, I guarantee it, you know I won't fail- The conversation was lively and cordial. It might look like two old friends catching up, if it weren't for the used-car salesman atmosphere that swept from one line to the next.
After hanging up, he looked directly, intensely and resolutely, into the eyes of the occupant of the small chair. Which caused the roles to be reversed and the rare need to discuss his awkward situation with a stranger. The suspense was broken with the phrase "Next Monday you start working in a casino."
-Casino?! The word slipped from his lips without knowing how it got there without first crossing his thoughts.
-Correct. You will work as a house player. The salary isn't amazing, but it meets your special qualifications and requirements.” His puzzled face didn't change, so he continued.
-You will be in charge of playing in the coin machines. It's repetitive work, pulling levers for hours. In essence, you play to encourage others to do so. Of course luck will be arranged for you to win with some regularity. That's the frustrating thing about the job, earning thousands but not having a penny of the prize-
-I like the idea, I just don't see how it covers my requirement?- The question made the chubby clerk smile, as if he was looking forward to it.
-It's obvious if you think about it. Winning, succeeding, being successful or whatever you prefer to call it, causes envy, jealousy and frustration. This way you generate suffering without hurting anyone. Just pull that lever and you'll feel accomplished.
Me alegraría que sugieran temas o ideas que les gustaría que desarrollará, ya sea en forma de poesía o narración. Me despido feliz de escribir para ustedes.
I would like you to suggest themes or ideas that you would like me to develop, either in the form of poetry or narration. I say goodbye happy to write for you.
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Genial el cuento, me encantó.