No entre: zona de desastre
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_Déjamelos dos día, Inés. Solo dos días. Ya verás cómo los niños aprenden buenos modales y se comportan como unas criaturas angelicales.
Su esposo y abuelo de los gemelos, ya cansado de criar niños y ganado solo para cuidarlos por algunas horas, trataba de convencer a su esposa:
_Pero Jacinta, quién te dijo que muchacho se acomoda en dos díaS. Deja que Inesita haga su papel de madre, que yo bastante que recuerdo que a ti no te gustaba dejar a tus hijos con nadie.
Jacinta le pelaba los ojos en señal de que no opinara y el esposo cerraba la boca, por miedo a que Jacinta lo dejara sin cena. Finalmente, Inés se desprendió de sus criaturas, no sin antes darle una cartilla a la madre de todas las medicinas que debían tomar, a qué hora, qué tipo de alimentos debían consumir y que cosas podían hacer. Jacinta miró la hoja de forma despectiva y con soberbia señaló:
_¿Me vas a enseñar a criar muchacho?
El domingo, transcurridos los dos días, Inés fue a casa de sus padres a buscar a sus hijos. Cuando tocó la puerta de la casa, su padre salió todo ojeroso y estresado. Ella le preguntó qué pasaba y él le contestó:
_Entra por tu cuenta y riesgo. Cuando Inés entró a la casa, todo estaba desordenado y sucio. Su madre al verla, emocionada le dijo:
_¡Qué bueno que viniste a buscar a tus hijos, Inés!
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