En alguna ocasión trabajé como gerente de recursos humanos en una pequeña empresa, anteriormente a eso no tenía nada experiencia y como todo mundo en esta profesión sabe, una de las primeras tareas por hacer es reclutamiento y selección de personal, sin embargo, yo corrí con mucha suerte, por decirlo de algún modo, en lugar de eso me tocó hacer un análisis de puestos con su respectiva descripción. Por supuesto que tuve que resolver algunos pequeños problemas de comunicación, ver algunas dudas de los empleados y hasta motivarlos en ocasiones. De todo aquello vivido por esos años difícilmente recuerdo los detalles, pero hay algo que sí que recuerdo y es precisamente la nula rotación de personal que ahí había. Contrario a lo que se vivía en otras empresas, la gente no renunciaba ni tampoco era despedida, no me tocó hacer ni ver ninguna contratación, pero lo que me comentaron fue que el que llegaba ahí, ahí se quedaba hasta jubilarse. La primera vez que me puse a pensar en las razones que pudiera haber para este fenómeno, no encontré ninguna, los salarios no eran muy altos que digamos y no había prestaciones superiores a la ley, fue unos años después cuando empecé a analizar las cosas desde otra óptica que me di cuenta que las personas ahí eran realmente felices y no porque las tareas fueran intrínsecamente felices para todo mundo, sino porque las personas que habían sido contratadas encajaban perfectamente en ese estilo de trabajo. La verdad hasta el día de hoy desconozco si haya sido cuestión de suerte o si la persona a cargo de recursos humanos realmente se puso las pilas para hacer una verdadera selección de personal.
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