Coloqué la última maceta sobre el aparador. El día no pudo ser más aburrido, pensé mientras observaba que la batería del celular marcaba 10%. La temperatura era de 0 grados centígrados pero la sensación térmica era de menos tres. Me puse el guante en la mano izquierda, hacía días que no encontraba el otro guante, sabes no quise buscarlo. Me dispuse a regresar a casa. Media hora después al fin llegó el camión. El dolor de cabeza causado por el frío no me dejaba dormir. De pronto el chofer nos dijo que bajáramos en la unidad porque se había descompuesto. Con desánimo, esperé pacientemente mi turno porque el camión estaba completamente lleno. Unos minutos más tarde pasó otro camión que no era de la misma ruta, pero al menos me acercaría un poco a mi destino, afortunadamente traía algunos asientos, pero para mi mala suerte, unas cuantas cuadras más adelante también se descompuso, bajé apresuradamente a esperar un tercer camión que aunque no era el que esperaba, al menos me dejó lo suficientemente cerca como para llegar caminando al trabajo. Ya de camino encontré un pequeño café que nunca había visto, expresa el café era delicioso. A pesar de todo pienso que este día va a ser hermoso.
Historia corta y pintura