“La dulzura de la vida está en el camino, no solo en la meta.”
Lo que no viste a lo largo del camino...
Yo había venido a este lugar en otras ocasiones. Este árbol en especial representaba todo lo que alguna vez soñé alcanzar. Era el símil de todo el esfuerzo, las decisiones difíciles, las veces que quise rendirme... por eso llegué hasta aquí. Pero ahora, estando frente a él, esa alegre inspiración de pronto desapareció.
Él por fin decide tomar uno de los mangos, lo examina con cuidado y, sin decir nada, lo lleva a su boca. Lo muerde lentamente, como saboreando cada fibra de suave pulpa. Me mira invitándome a hacer lo mismo, pero no lo hice. Quedé inmóvil.
De repente, lo entiendo. He pasado tanto tiempo corriendo hacia las cosas que pensaba que me harían feliz. Me obsesioné tanto en llegar hasta aquí que no me di cuenta de todo lo que me perdí en el trayecto. Olvidé disfrutar lo que el camino me ofrecía.
Finalmente, sonrío. No porque el mango sea especial, sino porque comprendí que la verdadera satisfacción no está al final, sino en el camino para llegar a él. Y en ese momento, me siento más libre de lo que me he sentido en mucho tiempo, saboreando algo tan dulce como la vida misma…
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English Version
“The sweetness of life is in the journey, not just in the destination.”
What you missed along the way...
I had come to this place before. This tree, in particular, represented everything I once dreamed of achieving. It was the symbol of all the effort, the tough decisions, the times I wanted to give up… that’s why I came this far. But now, standing before it, that joyful inspiration suddenly faded.
He finally decides to take one of the mangoes, examines it carefully, and, without a word, brings it to his mouth. He bites into it slowly, as if savoring each fiber of its soft flesh. He looks at me, inviting me to do the same, but I don’t. I remain motionless.
Suddenly, I understand. I’ve spent so much time running toward things I thought would make me happy. I was so obsessed with reaching this point that I didn’t notice everything I missed along the way. I forgot to enjoy what the journey had to offer.
Finally, I smile. Not because the mango is special, but because I understand that true satisfaction isn’t at the end—it’s in the journey to get there. And at that moment, I feel freer than I’ve felt in a long time, savoring something as sweet as life itself…
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