Recuerdos de cuando me gustaba la navidad / Memories of when I loved Christmas

in Hive Argentina 🇦🇷11 hours ago

Lo que me conocen actualmente, saben que en diciembre se me activa el modo Grinch, pero esto no siempre fue así. Recuerdo de niña disfrutar mucho la época decembrina.

Siempre era grato ver, cuando papá llegaba de su trabajo con la cesta que le regalaban llena de quesos, jamones, galletas y otras exquisiteces, que terminábamos comiendo hasta el mes de febrero, porque era realmente mucho lo que le daban.

Y aparte de eso, también venían juguetes para mi hermano y para mí, y no cualquier baratija, eran realmente buenos y costosos. Recuerdo haber recibido una cocina de gran tamaño con todos sus accesorios, y en otros años muñecas con baterías lloraban, se movían y hacían algunos trucos. Mi única Barbie me la regalaron en alguno de esos trabajos de papá.

Luego de terminar las clases, papá también salía de vacaciones y nos íbamos todos a la casa de nuestra familia en el interior del país. Ahí entre primos y amigos, los días se pasaban entre juegos y mucha comida.

Ya para el 22 empezaban los preparativos para la cena navideña, en el que mi abuela, mi madre y mis tías, se encargaban de hacer las hallacas y bollos, además de la ensalada de gallina, el pernil lo hacía uno de mis tíos, y en algún momento, el mayor de mis primos empezó a prepararlo.

Solo se compraban los panes de jamón y las bebidas, aunque tiempo después hasta el pan se hacía en casa.

Todavía recuerdo las rutinas del 24, cuando entre la cocina, la ropa que había que planchar en medio del calor que hacía en casa, y el hecho de tener una sola ducha, era prácticamente una operación de logística que todos estuviésemos listos al momento de sentarnos a cenar. Inclusive, a veces era necesario irnos a casa de mi abuela paterna para poder bañarnos y estar listos todos al mismo tiempo.

Luego de la cena, a pesar de la insistencia de nosotros en no hacerlo, nos mandaban a dormir a todos los niños, para que "llegara" el niño Jesús con los regalos, era la parte menos divertida, sobre todo porque con el cansancio no nos despertábamos temprano al día siguiente.

Todavía me pregunto cómo hacían mis padres con los juguetes, si los compraban en la ciudad donde vivíamos o en la de nuestro destino, pues la verdad nunca los llegué a descubrir.

Ya de grandes la tradición seguía, hasta que hace 18 años papá se enfermó. Fue una navidad bastante opaca, aunque yo me empeñé en renovar todo: arbolito, decoraciones y hasta hicimos las hallacas por primera vez en nuestra casa y no en la de la abuela. Esa navidad no hubo viaje, y luego de 6 meses tuvimos que decirle adiós para siempre a papá.

Desde ahí, la navidad dejó de ser alegre para mi, y aunque mi padre no era quien tenía el espíritu navideño en casa, su ausencia marcó en mi mente, un antes y un después a toda celebración.

Al año siguiente, la pérdida de un tío extendió el luto a toda la familia, y un año más tarde, decidimos celebrarlo como antes, sin saber que sería la última de la abuela, quien los primeros días del enero siguiente también se nos fue.

Pero, teniendo ya mi primer hijo, quería de alguna manera celebrarlo con él y sembrarle ese espíritu de alegría decembrina, y casi lo logro hasta que llegó la crisis económica en Venezuela, en la que hacer grandes gastos implicaba tener luego grandes carencias, así que volvimos al minimalismo, y sobre todo, a darle importancia a reunirnos en familia, con mi mamá que de paso cumple años este mes.

Ahora, alejada de mi familia, amigos, conocidos y seres queridos en general, la navidad ha pasado a ser solo unos días más del año, con la diferencia de ser más ruidosos y ajetreados que de costumbre. Ya la idea de celebrar ha quedado en otro plano, pues trato que todos los días celebremos la vida y las cosas buenas que tenemos o que hemos logrado.

Quizás no es que no me gusta la navidad, es que prefiero celebrarla de a poco durante todo el año, sin luces, ni gastos excesivos, estrenando ropa cuando se pueda y abrazando a mis hijos cada vez que quiera.

What they currently know me for, they know that in December my Grinch mode activates, but it wasn't always like this. I remember enjoying the Christmas season a lot as a child.

It was always nice to see, when dad came home from work with the basket they gave him filled with cheeses, hams, cookies, and other delicacies, which we ended up eating until February because there was really a lot that they gave him.

And besides that, there were also toys for my brother and me, and not just any trinkets, they were really good and expensive. I remember receiving a large kitchen with all its accessories, and in other years dolls that cried, moved, and performed tricks. My only Barbie was given to me in one of those jobs of dad.

After finishing school, dad also went on vacation and we all went to our family's house in the countryside. There, among cousins and friends, the days passed by playing games and eating a lot.

By the 22nd, preparations for the Christmas dinner began, in which my grandmother, my mother, and my aunts were in charge of making the hallacas and bollos, in addition to the chicken salad, one of my uncles made the roast, and at some point, the oldest of my cousins ​​began to prepare it.

Only the ham bread and drinks were bought, although later even the bread was made at home.

I still remember the routines of the 24th, when between the kitchen, ironing the clothes in the midst of the heat at home, and the fact of having only one shower, it was practically a logistics operation for everyone to be ready when we sat down to dinner. Sometimes, it was even necessary to go to my paternal grandmother's house to bathe and be ready all at the same time.

After dinner, despite our insistence not to do so, all the children were sent to sleep, so that "Baby Jesus" could come with gifts, it was the least fun part, especially because with tiredness we wouldn't wake up early the next day.

I still wonder how my parents managed with the toys, if they bought them in the city where we lived or in the one at our destination, as I never really found out.

As adults, the tradition continued, until 18 years ago when dad got sick. It was a rather dull Christmas, even though I tried to renew everything: the tree, decorations, and we even made the hallacas for the first time in our house and not at grandma's. That Christmas there was no trip, and after 6 months we had to say goodbye to dad forever.

From then on, Christmas stopped being cheerful for me, and although my father wasn't the one with the Christmas spirit at home, his absence marked in my mind a before and after to every celebration.

The following year, the loss of an uncle extended the mourning to the whole family, and a year later, we decided to celebrate as before, without knowing that it would be the last one with grandma, who in the first days of the following January also left us.

But, now having my first child, I wanted to somehow celebrate with him and instill that spirit of Christmas joy in him, and I almost succeeded until the economic crisis in Venezuela arrived, where making big expenses implied later experiencing great shortages, so we returned to minimalism, and above all, to giving importance to gathering as a family, with my mom who also celebrates her birthday this month.

Now, away from my family, friends, acquaintances, and loved ones in general, Christmas has become just a few more days of the year, with the difference of being noisier and busier than usual. The idea of celebrating has been put aside, as I try to celebrate life and the good things we have or have achieved every day.

Maybe it's not that I don't like Christmas, I just prefer to celebrate it little by little throughout the year, without lights or excessive expenses, wearing new clothes when possible, and hugging my children whenever I want.


Invito a participar a @soyunasantacruz y a @yetsimar


Foto/Photo by: @mamaemigrante
Edición/Edited by @mamaemigrante using canva
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Translated and formatted with Hive Translator by @noakmilo.

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Estoy de acuerdo contigo, hay que celebrar todos los días y las cosas buenas y en navidad a comer mucho y a darnos mucho amor no importa si hay decoraciones grandes o no ❤️

Chica verde

Que tiempos más buenos aquellos. La verdad en casa amamos la navidad y así sea de a poco o con baratijas tratamos de recrear esos tiempos buenos de antes.

Y bueno, también aprovechamos disfrutar los que se pueda durante todo el año.

Porque celebrar la vida es algo que nos encanta.

¡Hola @mamaemigrante!
No importa los años que tengamos, al quedar huérfanos, todo cambia. En estas fechas es frecuente que me ponga a recordar y para completar busco en YouTube las viejas canciones con que papa atormentaba a sus nietos. Por lo general, unos días antes y llegado el 24 dejo que los demás pongan la música de su gusto y los muchachos les gusta seguir con las viejas tradiciones y algunas nuevas.
Por cierto, ellos sí nos descubrieron escondiendo los juguetes, pero se hicieron los locos, pues calcularon que les convenía seguirnos la corriente.
Según confesaron recientemente.
A pesar de la nostalgia, continúa siendo mi fiesta favorita. Abro hilo… de hallaca, ponche crema, pan de jamón, pernil, turrón y este año: Pan dulce, chipa, helado y a falta de ron con ponsigue, ya están macerando unas cerezas (guindas) que prometen ser un marrasquino brutal.

Feliz Navidad, a pesar de todo.

It is natural that when we were young, we used to celebrate Christmas in a very beautiful way and there was a different kind of joy among us at that time.
In this case, our family members like our father used to treat us in many ways. Best wishes to you.