Mamá Cecilia y las fiestas de carnaval.
Dentro de muy pocos días estaremos en la temporada de carnaval, unas festividades tradicionales que se celebran en Venezuela, mayormente en febrero, y exhiben un colorido y una algarabía de mucha fuerza.
Yo nací en 1954 en Las Mercedes del Llano, y por supuesto que eran unos carnavales muy diferentes de los que se han vivido posteriormente, incluso en la actualidad.
Centraré mi atención en las experiencias vividas por mi achispada y siempre divertida mamá Cecilia, muy popular en Las Mercedes del Llano y luego en San Juan de los Morros.
En mi pueblo las fiestas de carnaval revestían total importancia porque eran una de las pocas diversiones que se tenían en ese entonces. Y recuerdo que a las 6 de la tarde nos disponíamos a ir a la cama porque no había servicio de luz ni de agua y apenas si la televisión asomaba en el pueblo.
Básicamente, la organización recaía en las maestras de las escuelas que se esmeraban por el lucimiento de sus instituciones.
El desfile.
Recuerdo que en quinto grado mi maestra Elisa Meza realizó una estampa de joropo en la cual yo hacía de pareja de una niña que pinto clarita aún en mi imaginación. Su nombre era Ofelia Carvallo e iba lindamente con el atuendo de bailadora de joropo.
Siempre he sido un mal bailarín, y en esa ocasión le di unos cuantos pisotones a esa pobre muchacha que sentía los impactos, pero seguíamos adelante porque como de 50 a 50 metros el conjunto en vivo se detenía a tocar para que bailásemos.
Los ojos de mamá Cecilia estaban fijos en mí y en Ofelia. Tiempos de evocación.
Mamá Cecilia se disfraza.
En los carnavales de mi tierra una de las actividades que se llevaban a cabo era el uso de disfraces que consistía en ponerse una ropa y careta o máscara. Había negritas, diablos, muñecos y disfraces de personajes ficticios.
A mi mamá Cecilia le encantaba disfrazarse, pero se ponía demasiado brava cuando la descubrían.
En una oportunidad hizo un disfraz producto de su creación, ropas de hombre y mujer, zapatillas y, para rematar, se puso un casco que fue el elemento de la discordia o problema.
Resulta que mamá Cecilia cometió el gravísimo error de ponerse ese casco porque era de mi papá Juan Antonio que formaba parte de su uniforme de trabajo en la compañía petrolera, y se lo veían a diario.
Cuando esto sucedió, llegó echando chispas y preguntando a sus hijos:
-¿Quién de ustedes fue que me hizo descubrir?
En el preciso momento papá le dijo:
-No, Cecilia, el disfraz estuvo perfecto, pero todo el mundo en pueblo sabe que ese casco lo uso yo.
Nunca más ella se volvió a disfrazar.
Juegos de carnaval.
Mi mamá Cecilia era tremenda de verdad, pero muy delicada y rabiosa. En carnaval y en Semana Santa se realizaban juegos tradicionales como subir un palo encebado o atrapar un cochino encebado.
En una ocasión ella se anotó y cuando intentó agarrar el cochino lleno de grasa o manteca, ella cayó en un charco de agua, y las risas no se hicieron esperar. Pero claro que sus hijos no podían reír por ese motivo.
Tengo muchas memorias graciosas de ella, pero quedarán, Dios mediante para el futuro.
Mama Cecilia and the carnival festivities.
In a few days we will be in the carnival season, a traditional festivity that is celebrated in Venezuela, mostly in February, and exhibits a colourful and lively hullabaloo.
I was born in 1954 in Las Mercedes del Llano, and of course those carnivals were very different from what we have experienced since then, even today.
I will focus my attention on the experiences of my tipsy and always fun-loving mother Cecilia, who was very popular in Las Mercedes del Llano and later in San Juan de los Morros.
In my town, the carnival festivities were of utmost importance because they were one of the few entertainments available at that time. And I remember that at 6 o'clock in the evening we were ready to go to bed because there was no electricity or water and hardly any television in the village.
Basically, the organisation was the responsibility of the school teachers who did their best to show off their institutions.
The parade.
I remember that in fifth grade my teacher Elisa Meza made a joropo picture in which I played the part of a girl I still paint in my imagination. Her name was Ofelia Carvallo and she was beautifully dressed as a joropo dancer.
I have always been a bad dancer, and on that occasion I gave a few stomps to that poor girl who was feeling the impact, but we kept going because about 50 to 50 metres away the live ensemble stopped to play for us to dance.
Mama Cecilia's eyes were fixed on me and Ofelia. Evocative times.
Mama Cecilia dresses up.
At carnivals in my homeland, one of the activities that took place was the wearing of costumes, which consisted of putting on clothes and a mask. There were negritas, devils, dolls and costumes of fictitious characters.
My mother Cecilia loved to dress up, but she would get very upset when she was discovered.
On one occasion she made a costume out of her own creation, men's and women's clothes, slippers and, to top it all off, she wore a helmet, which was the element of discord or problem.
It turns out that my mother Cecilia made the very serious mistake of wearing that helmet because it belonged to my father Juan Antonio, which was part of his work uniform at the oil company, and he was seen wearing it every day.
When this happened, he came in, bursting into flames and asked his sons:
-Which one of you made me find out?
At that very moment, Dad said to her:
-No, Cecilia, the disguise was perfect, but everyone in town knows that helmet is worn by me.
She never dressed up again.
Carnival games.
My mum Cecilia was really tremendous, but very delicate and angry. During carnival and Easter Week, traditional games were played, such as climbing up a pole or catching a pig.
On one occasion, she was in on it and when she tried to catch the pig full of grease or lard, she fell into a puddle of water, and the laughter was not long in coming. But of course her children couldn't laugh about it.
I have many funny memories of her, but they will remain, God willing, for the future.
DeepL.Traslator
He disfrutado intensamente su post, e iba reflexionando sobre la pérdida de tradiciones aquí en Cuba, no sé si en otros países sucede igual. Saludos
Puras realidades en las ecperiencias de mi madre inolvidable. Era lo que se llama un bonche esa dama tan querida.
Que divertida historia me encantó la parte donde a mamá Cecilia la descubren. Hermosas tradiciones sobre todo las de pueblo. Ojalá se retomarán de una forma más tradicional y sana
Este posd hizo sentirme como un niño leyendo alguna fábula, una historia muy divertida lamentablemente mama Cecilia no percató lo del casco 🪖 pero tsn solo leerlo puedo llegar a imaginar lo creativo que quedo dicho disfraz 👍🏻
Un comentario así me causa así como una ternura de lo ido en el tiempo, y es que tenía mucha autenticidad. Una hija de ella heredó parte de su chispa, pero solo parte.
El caso del casco es algo que nos produce risa al reunirnos en familia.
Grascias, Moisés.
Que divertida era tu mamá. Antes a las personas les gustaba más disfrutar de estas fiestas. Mi esposo también echa cuentos de su papá, pero a él le gustaba era mojar a todo el que se acercaba a su casa. 1
Cuando yo era niño, me hizo pasar muchas experiencias que me daban pena, pero ya desde la adolescencia me fascinaba andar con ella.
Lo de carnaval con agua es otro punto a taratar pues tengo muchas vivencias en tal sentido.
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