Ay Dios, de sólo pensar en ese momento me erizo: ¡Mis hijos recibiendo sus títulos universitarios! Y aunque parece algo lejano, el tiempo pasa tan rápido que sin darme cuenta estaré allí, Dios mediante.
Saludos.
Ay Dios, de sólo pensar en ese momento me erizo: ¡Mis hijos recibiendo sus títulos universitarios! Y aunque parece algo lejano, el tiempo pasa tan rápido que sin darme cuenta estaré allí, Dios mediante.
Saludos.
Así es.