Los tormentos de una vida traspasaron al inocente, sus ojos fijos en aquella que debiese haber sido su guardiana, aquella mujer que le había dado la vida se la arrebatada, mientras el niño aún con esperanza de que su madre entrara en razón fue perdiendo las fuerzas, sus ojos se tornaban opacos mientras el agua fría congelaba su pequeño cuerpo.
En su mente los recuerdo, las risas, los juegos y las caricias, todo quedaba atrás, todo se extinguia en las manos de la mujer con la mente perdida.
Una última burbuja en la tina dio entender que el pequeño yacía, el caminar en la dama perdida de razón la dejo en la baranda de aquel balcón, miso donde cantó su primera nana al bebé recién nacido.
La disyuntiva de acabar con todo latente en su mente, la idea fija de terminar con el calvario se vio opacada con la risa de aquel niño quien desde la tina decía querida madre de mi no nunca podrás librarte
Me gustó tanto tu escrito qué las palabras afloraron solas unas tras otras como lo hacen las hojas que caen de un árbol en otoño.
Me gustó mucho tu escrito y la imagen quedo justa y precisa.
No sabes la alegría y la ilusión que me causó el leerte, nunca me espere algo así. Me encantó tu texto y me hace muy feliz que mi escrito te sirviese de inspiración. Espero te guste también el siguiente que estoy preparando. Saludos y que tengas una hermosa noche.