Tu artículo concentra aspectos diversos de complejo tratamiento, sobre los que apuntas interesantes opiniones de otros o propias.
Efectivamente, siempre estaremos expuestos a los cambios y deberíamos estar abiertos a ellos. Ahora bien, no creo que porque sea futuro todo esté bien; creo que, sin tener una mirada pasadista, en el curso del devenir humano (más en esta etapa tan acelerada) hemos perdido muchas cosas.
No sé hasta dónde es verdad que hoy se lea mucho o más que antes. Cierto que se lee, ¿pero qué? Quizás estemos llegando a una concreción de la distopía de Fahrenheit 451 donde ya no hace falta quemar los libros, pues ya no existen, son solo un recuerdo (ojalá como en la novela-filme haya unos rebeldes que conserven la memoria de ellos).
Saludos, @morey-lezama.
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Si deducimos por las actividades comunes que hacemos hoy y que tienen que ver con tecnologías (teléfono, tv, computadora, etc.) es fácil apreciar que sí se lee, pero efectivamente su pregunta tiene mucha validez: ¿qué se lee?
Yo apuesto por creer que a pesar de las voces agoreras existirá siempre una manera, podríamos llamarla de resistencia, que hará frente a todas esta embestida hacia lo cultural, su legado tradicional, y se erigirá de un modo permanente. Pensemos, por ejemplo, ya no en el libro en su condición física, sino en su carácter de transmisor cultural y en hallar cuánto de ello hay en lo que procuramos hacer en esta plataforma; digo, no sé, podríamos intentar pensar en esa mirada y esa posibilidad.