El desarraigo, que abordas tan bien en tu relato, es una de las más dolorosas heridas. Y las heridas son tan difíciles de cicatrizar. Inevitable pensar en el título del libro-poema de Armando Rojas Guardia: Yo que supe de la vieja herida. Gracias y un abrazo, @nancybriti.
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Creo que esas heridas, las familiares, son las más difíciles de cicatrizar. Una cicatriz no es mala, lo malo es hacer que una herida sangre una y otra vez, y a lamentablemente hay mucho de esto en algunas relaciones familiares. Gracias por tu comentario, @josemalavem