La vida de Hernández sí que fue una auténtica pena. Yo creo que esa poesía, aunque podamos hacerla propia, se la dedicó a sí mismo. A mí me estremece, cada vez que la leo o cuando se la escucho cantar a Serrat...Otro tan estremecedor como Umbrío por la pena, que desgarra el alma, son sus Nanas de la cebolla. En fin, mi querida amiga, disfrutemos con optimismo el fin de semana. Un fuerte abrazo
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