Es fundamental mantener nuestra mente abierta a los cambios, a romper las estructuras, y libre de expectativas inflexibles, ya que todo lo que pasa, cada proceso en nuestra vida está dentro del propósito de nuestras vidas. No hay lugar para el azar; la suerte o casualidad, cada vivencia ocurre en el momento justo y es indispensable para nuestro desarrollo y crecimiento personal.
Somos la obra maestra de Dios, creados para vivir de acuerdo con los propósitos que Él tiene para nosotros, según Efesios 2:10 “somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”.
Entonces si él nos creó ya para un propósito, obviamente va a alinear toda nuestra vida con el cumplimiento de ese plan. En otras palabras, todo, todo al final, nos acerca o nos aleja del propósito, si va dirigido por Dios avanzamos pero si lo hacemos en nuestra propia opinión, nos aleja. Si, somos obedientes y nos dejamos dirigir tenemos el éxito asegurado.
Sabemos que sabemos, “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” según Romanos 8:28.
Este versículo nos enseña que, aunque a veces no entendamos el porqué de las cosas, Dios las usa para nuestro bien.
La humildad nos permite aceptar Su voluntad con gratitud, obediencia, sin resistencia, reconociendo que Su plan es mejor que el nuestro. Se nos llama confiar en Él, a descansar en sus planes que son agradables y perfectos:
“Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.” Proverbios 3:5-6
Cuando nos deshacemos de las expectativas rigurosas que nos atan a nuestras propias ideas y confiamos plenamente en Dios, nos abrimos a recibir Su dirección y al renovar nuestra mente a esta premisa, se nos aclara el entendimiento. No se trata de resignación, sino de rendición en fe, creyendo que Él nos guía con amor y sabiduría y sus planes son siempre de bien.
Jesús mismo nos enseñó la máxima humildad cuando dijo en Mateo 26:39: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.”
Aun en momentos difíciles, Cristo nos da el ejemplo de someternos a la voluntad de Dios, sabiendo que todo tiene un propósito y este es eterno.
La humildad nos otorga la capacidad de comprender el por qué y el para qué de cada situación. No se trata de preguntar ¿Por qué me pasa esto?, sino Señor, ¿qué quieres enseñarme con esto?.
Sigamos el consejo de Filipenses 2:5:
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús.”
Cuando vivimos con humildad, permitimos que Dios obre con libertad en nuestras vidas, confiando en que Su voluntad es buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2).
Que nuestra oración sea:
"Señor, ayúdame a vivir con un corazón humilde, con los ojos puestos en lo alto, que pueda morir a mi yo, con plena confianza en Tu perfecto propósito. Amén."
Humility and Trust in God's Purpose
It is essential to keep our minds open to change, willing to break rigid structures, and free from inflexible expectations. Everything that happens, every process in our lives, is within God’s purpose for us. There is no room for chance, luck, or coincidence—every experience happens at the right moment and is necessary for our personal growth and development.
We are God’s masterpiece, created to live according to His purposes. As Ephesians 2:10 says:
"For we are His workmanship, created in Christ Jesus for good works, which God prepared beforehand that we should walk in them."
If He created us for a purpose, He will surely align our entire lives with the fulfillment of that plan. In other words, everything in the end either draws us closer to or further from His purpose. If we are led by God, we move forward; but if we rely on our own understanding, we drift away. However, when we choose obedience and allow Him to guide us, success is assured.
We know with certainty that “all things work together for good to those who love God, to those who are called according to His purpose.” (Romans 8:28)
This verse teaches us that even when we do not understand why things happen, God uses them for our good.
Humility allows us to accept His will with gratitude and obedience, without resistance, recognizing that His plan is better than ours. We are called to trust Him and rest in His plans, which are good, pleasing, and perfect:
"Trust in the Lord with all your heart, and lean not on your own understanding. In all your ways acknowledge Him, and He shall direct your paths." (Proverbs 3:5-6)
When we let go of rigid expectations that tie us to our own ideas and fully trust in God, we open ourselves to receiving His guidance. By renewing our minds with this truth, our understanding becomes clearer. This is not about resignation but about surrendering in faith, believing that He leads us with love and wisdom, and His plans are always good.
Jesus Himself demonstrated the ultimate humility when He said in Matthew 26:39:
"My Father, if it is possible, let this cup pass from me; nevertheless, not as I will, but as You will."
Even in difficult moments, Christ set the example of submitting to God's will, knowing that everything has a purpose, and that purpose is eternal.
Humility grants us the ability to understand the why and for what purpose behind every situation. Instead of asking, "Why is this happening to me?", we should ask, "Lord, what do You want to teach me through this?"
Let us follow the advice of Philippians 2:5:
"Let this mind be in you which was also in Christ Jesus."
When we live in humility, we allow God to work freely in our lives, trusting that His will is good, pleasing, and perfect (Romans 12:2).
May our prayer be:
"Lord, help me to live with a humble heart, with my eyes set on You, that I may die to myself, fully trusting in Your perfect purpose. Amen."
Qué hermosa reflexión.
La humildad nos lleva a rendirnos ante Dios con confianza, sabiendo que Su voluntad siempre es buena, agradable y perfecta. Cuando soltamos nuestras cargas y nos apoyamos en Él, encontramos paz en medio de cualquier circunstancia.
Gracias por compartir esta verdad tan poderosa.
Bendiciones
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