¡Buenos días, mis apreciados y respetados lectores!
Continuando con la publicación de mi primera antología de poemas, bautizada: "Itinerario de una Vida"; les quiero entregar el "Poema 97" de ésta, que se titula: "Cuando Tenía 11 Años". Como siempre, he acompañado el poema con una fotografía de mi autoría. Esperando éste sea de su agrado, les envío en estas líneas mi fraterno abrazo.
CUANDO TENÍA 11 AÑOS
(Poema 97)
Cuando tenía 11 años,
pensé que mi vida sería,
toda una delicia de amor.
Que no tendría problema alguno,
y que sólo me concentraría,
en disfrutar de los paisajes,
fisgonear a través del pecho,
el azorado corazón de alguno,
y deleitarme con las hojas del helecho,
que sobre mi ventana colgaban.
Cuando tenía 11 años,
jugaba a las gandolas de madera.
Y pensé que siempre sería así.
Me iba a la sabana a jugar
y si alguna tórtola se asomaba,
yo la hacía fenecer siempre,
con el certero disparo de mi gomera.
Llegaba tarde y sucio a casa…
Siempre, siempre lo disfrutaba.
¡Y mi madre cómo sollozaba!
Cuando tenía 11 años,
vivía feliz, contento y enamorado.
Cantaba todo el santo día.
Y por las noches, las estrellas,
esas hermosas y peregrinas doncellas,
me deleitaban y me hacían compañía.
El ardiente catire del mediodía,
con sugestiva emoción, me sonreía.
Era imperante su total soberanía,
¡y la luz, esa enorme luz que difundía!
Cuando tenía 11 años,
no tenía desilusión ninguna.
Y pensaba poco en los problemas,
de la sociedad de aquellos días.
Días tan tiritantes de melancolía.
Días grises, pero muy hermosos,
donde me cobijaba con la alegría.
Retozaba, saltaba y también corría.
Jugaba todo el tiempo que podía…
¡Qué maravillosos aquellos días!
AUTOR: JOSÉ M. LAUSAR
¡Qué bellos esos versos, mi amor! Me hubiese encantado conocerte, cuando tenías 11 años, ¡jejejeje!...
¡Besos y abrazos, mi amor!
¡jajajajaja, gracias! A mi también amor, a mi también. Pero, me supongo que la vida tiene sus vueltas y siempre nos ubica donde debemos estar... por eso estamos juntos, ¡jajajaja!
¡Besos y abrazos, mi cielo!
Y ya cuando somos adultos solemos pensar... éramos felices y no lo sabíamos (aunque te confieso no es mi caso). Cuánta añoranza en tu poema, me hace intentar recordar esos momentos felices de mi infancia. Un gran abrazo amigo.
Sí, querida amiga, solemos hacer precisamente eso. Pensar que, éramos felices. En todo caso, es parte de nuestro recorrido (crecimiento personal) por este hermosísimo planeta. Solía recordar esos momentos que el tiempo dejó atrás... fueron hermosos, fueron en libertad. La misma libertad que atesoro con bravura para no dejarla jamás. Nuestra infancia es un tesoro que no perderemos, siempre y cuando, la recordemos y guardemos dentro de cada uno de nosotros.
Otro gran y fraterno abrazo, querida amiga.