Juan Germán Roscio fue uno de los primeros próceres civiles venezolano y se considera el principal ideólogo del movimiento de independencia venezolano.
Hijo de José Cristóbal Roscio, que se instaló en Venezuela como hacendado luego de retirarse como oficial español, y de Paula María Nieves, nacida en La Victoria.
Sus primeras letras las aprendió en los hatos ganaderos de su padre en San José de Tiznados (Guárico), donde vivió hasta 1774, cuando viaja a Caracas a continuar sus estudios.
Destacó como estudiante, y se doctoró en Derecho Canónico (1794) y en Derecho Civil (1800) en la Universidad de Caracas.
Su incorporación como abogado en el distrito judicial de Caracas fue aceptada por la Real Audiencia en 1796, pero fue entorpecida por el Colegio de Abogados, alegando que en su expediente de “limpieza de sangre” no se mencionaba que su madre y su abuela eran “indias”, lo que sí constaba en otros documentos. Roscio defendió su posición en un proceso que duró hasta 1805, cuando por fin se le incorpora como miembro del Colegio de Abogados.
Su brillante desempeño como abogado y como catedrático de Instituta en la Universidad de Caracas, lo llevó a cumplir varias misiones como funcionario de la administración de justicia.
Se incorporó como “diputado del pueblo” en el cabildo del 19 de abril de 1810, y se le encargó la Secretaría de Relaciones Exteriores de la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII. En este periodo y hasta 1811 se evidenció en sus acciones y declaraciones una intensa defensa de la emancipación.
Incorporado en 1811 como diputado por la villa de Calabozo en el Congreso Constituyente, siguió impulsando la independencia de España y fue el primer redactor de la Declaración de Independencia de Venezuela.
También partición en la redacción de la primera Constitución de Venezuela.
Con la caída de la Primera República fue apresado y enviado preso a Cádiz y luego a Ceuta, de donde se fuga en 1814 y se refugia en Gibraltar. Allí no encontró el apoyo esperado, ya que las autoridades británicas lo entregan a España, aunque al poco tiempo le fue concedida la libertad.
Los siguientes años los pasó en Jamaica y luego en Estados Unidos, donde concretó y publicó su obra El Triunfo de la Libertad sobre el Despotismo.
A partir de 1818 vuelve a trabajar por la restitución de la República de Venezuela y la posterior fundación de la República de Colombia. Se desempeña como presidente del Congreso de Angostura y fue uno de los principales redactores del Correo del Orinoco.
Al momento de su muerte, en 1821, se desempeñaba como vicepresidente de Colombia.
Contexto
En medio de batallas, saqueos y muerte, destaca el mérito de Roscio al justificar con argumentos el movimiento insurgente, no desde el racionalismo y el derecho natural, sino con las propias argumentaciones teológicas con las que se justificaba el derecho de los reyes de España sobre el territorio americano.
Parte del fracaso de la Primera República se puede atribuir a las creencias religiosas y populares, sobre las que se fundamentaba el poder de la monarquía como algo incuestionable. Sería muy difícil empuñar las armas en defensa de una empresa que la mayoría creía herética.
Ideas
Roscio logra, a costa de una honda crisis de conciencia, disociar las nociones del trono y el altar que las enseñanzas por él recibidas presentaban indisolublemente unidos, de tal modo que todo ataque dirigido al uno se considerase adverso al otro. Combatió el alegado derecho divino de los reyes, y con argumentos de carácter teológico se esforzó en persuadir a sus compatriotas de que el sistema republicano era perfectamente compatible con la religión revelada.
La argumentación de Roscio empleando las Sagradas Escrituras para demostrar que la opresión colonial no tenía un fundamento teológico, es sintetizada por Luis Ugalde al señalar que Dios no justifica a los tiranos, sino que todo gobernante sólo es legítimo si es servidor del bien común
.
Hay en Roscio una refutación de la obediencia ciega, que lleva a la ignorancia y a la opresión, al tiempo que un extenso estudio de la soberanía popular al servicio del bien común, que se contrapone a la soberanía monárquica y hereditaria. Vigente es la idea sostenida por Roscio, del derecho de los pueblos a tener gobiernos justos y beneficiosos, dirigidos por hombres capaces y virtuosos, sujetos además al escrutinio público. Un republicanismo cristiano que
Fuentes
• Roscio, Juan German. El Triunfo de la Libertad sobre el Despotismo. Biblioteca Ayacucho, 1996.
• Ugalde, Luis. El triunfo de la libertad sobre el despotismo. Diario El Nacional, 5 de julio de 2007.
• Pérez Vila, Manuel. Diccionario de Historia de Venezuela. Fundación Empresas Polar.