Dicen que, el que tenga miedo a morir, que no nazca. Supongo que es fácil decirlo cuando no eres tú quien se ve cara a cara con la muerte, pues solo quienes se ven amenazado por ella comprenden el valor inconmensurable de cada latido y cada respiración.
El hombre, en su afán de explorar, descubrir y desvelar los misterios del universo, desafía constantemente los límites que nos rigen por naturaleza. Tal vez por instinto procuramos conquistar nuevos espacios, sin importar cuán inhóspitos, misteriosos e inaccesibles sean. Vivir experiencias extraordinarias parece no tener precio cuando está en juego alcanzar la gloria, incluso a costa de nuestra propia vida.
Me cuesta imaginar lo que debe significar estar encerrado en un espacio reducido, atrapado en las profundidades del mar, en la oscuridad del abismo marino, con el tiempo en contra y con un contador cruel y despiadado que cada segundo te recuerda que pronto se agotará todo el oxígeno. No alcanzo a suponer la angustia que se debe sentir al saber que cada segundo que pasa se lleva consigo una parte de tu vida y que nada puedes hacer para cambiar eso, solo esperar el inevitable final.
Estar consciente de que en esas circunstancias la muerte es inevitable es una condena abrumadora que se apodera de los pensamientos y las emociones del más valiente. ¿Cómo te preparas para enfrentar lo inevitable? ¿Cómo encuentras paz y serenidad en medio de tanta angustia? ¿Cómo encuentras consuelo cuando la esperanza es una tenue luz en medio de tanta oscuridad? Intento imaginarlo y no puedo alcanzar siquiera a suponer la magnitud de experimentar algo tan desgarrador.
En momentos así, entendemos la verdadera magnitud de lo que significa estar vivo. Estar frente a un monitor que descuenta segundo a segundo tus esperanzas de vida revela la fragilidad y vulnerabilidad humana. En esas circunstancias, las preocupaciones banales asociadas al poder y el dinero se vuelven insignificantes. Ni el dinero ni el poder pueden comprar una bocanada de aire fresco.
ENGLISH VERSION
They say that those who fear death shouldn't be born. I suppose it's easy to say when you're not the one facing death face to face, as only those who are threatened by it understand the immeasurable value of each heartbeat and breath.
Man, in his eagerness to explore, discover, and unveil the mysteries of the universe, constantly defies the limits that naturally govern us. Perhaps instinctively, we seek to conquer new spaces, no matter how inhospitable, mysterious, or inaccessible they may be. Living extraordinary experiences seems priceless when it's a matter of achieving glory, even at the expense of our own lives.
It's hard for me to imagine what it must mean to be confined in a small space, trapped in the depths of the sea, in the darkness of the ocean abyss, with time against you and a cruel, merciless timer reminding you every second that soon all the oxygen will be depleted. I can't fathom the anguish one must feel knowing that each passing second takes away a part of your life, and there's nothing you can do to change it, only wait for the inevitable end.
Being aware that in those circumstances death is inevitable is an overwhelming condemnation that seizes the thoughts and emotions of the bravest. How do you prepare yourself to face the inevitable? How do you find peace and serenity amidst such anguish? How do you find solace when hope is a faint light amidst such darkness? I try to imagine it, and I can't even begin to grasp the magnitude of experiencing something so devastating.
In moments like these, we understand the true magnitude of what it means to be alive. Being in front of a monitor that counts down your hopes for life second by second reveals the fragility and vulnerability of human beings. In such circumstances, the trivial concerns associated with power and money become insignificant. Neither money nor power can buy a breath of fresh air.
¿Cuánto vale verdaderamente la vida?
¿Cuánto estaríamos dispuestos a pagar por la oportunidad de seguir respirando, de sentir los rayos del sol una vez más, de volver a abrazar a nuestros seres queridos?
How much is life truly worth?
How much would we be willing to pay for the opportunity to keep breathing, to feel the rays of the sun once more, and to embrace our loved ones again?
En ese exasperante encierro, con todas las condiciones en contra y una sentencia a muerte, la perspectiva ante la vida cambia. La mirada ya no se posa en las posesiones acumuladas, sino en aquello que quizás siempre dejamos en segundo plano: la familia, los amigos, los recuerdos... los momentos vividos. Eso no tiene precio y su valor es inconmensurable.
Siempre he sentido un profundo respeto y temor por las profundidades del mar. Ahora mismo, solo se me ocurre una profundidad digna de explorar: la del pensamiento. Es oportuno en medio de la tragedia reflexionar acerca del hermoso y preciado regalo que es la vida. Cada nueva oportunidad de amar, de vivir, de respirar, debemos atesorarla, pues allí radica la verdadera riqueza. Las experiencias ajenas muchas veces son un llamado de atención para que enfrentemos la vida con gratitud y amor, sin olvidar que el verdadero privilegio está en despertar cada mañana.
ENGLISH VERSION
In that exasperating confinement, with all the odds against you and a death sentence, your perspective on life changes. The focus is no longer on accumulated possessions, but on what we may have always relegated to the background: family, friends, memories... the moments lived. That is priceless, and its value is immeasurable.
I have always felt a deep respect and fear for the depths of the sea. Right now, only one depth worthy of exploring comes to mind: the depth of thought. In the midst of tragedy, it is opportune to reflect on the beautiful and precious gift that life is. We must treasure each new opportunity to love, live, and breathe, as that is where true wealth lies. Others' experiences are often a wake-up call for us to face life with gratitude and love, never forgetting that the true privilege is waking up every morning.
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Estoy de acuerdo con usted en que el valor de la vida es infinito y que es nuestra responsabilidad cuidar de nuestra integridad en primer lugar. Cada instante que vivimos es valioso y es importante que le demos un valor agregado, es decir, que lo aprovechemos al máximo y lo hagamos significativo. Es fundamental que aprendamos a seleccionar cuidadosamente con quién y cómo compartimos nuestros momentos, ya que esto puede influir en nuestra calidad de vida. Además, es esencial que demos prioridad a las relaciones más importantes en nuestra vida, como nuestra familia. Debemos bendecir a nuestros hijos, amar y cuidar a nuestros padres, ya que son ellos quienes nos han apoyado y acompañado en nuestro camino. Gracias por compartir reflexiones que inspiren a otros a valorar cada momento de la vida.
Agradezco mucho tu comentario. En esencia, debemos aprender a apreciar lo que realmente tiene valor y que paradójicamente no tiene precio.
A mí me da miedo el mar cada vez que vuelo, pero es un método de transporte y hay que usarlo; muy distinto es que yo pague y me vaya a buscar el peligro en la profundidad del mar, porque tengo poder y puedo, no lo comparto. El egocentrismo es una enfermedad de este siglo...
Espero que la sociedad aprenda a valorar las verdaderas cosas, en este caso la bocanada de aire 🤗.
No juzgo sus decisiones, cada uno de nosotros afronta retos que para algunos serán más temerarios que para otros. Al final del día, cada quien es dueño de su propio destino.
En cualquier caso, ha sido un hecho lamentable.
Saludos, gracias por pasar.
Nos pasó con el Covid,ahora con este terrible acontecimiento y aún no vemos lo que es realmente importante.
Me quedó con esta última frase:
Estos días lo comenté, cualquiera habría pensado que el COVID dejaría una profunda lección en la humanidad, y que va, ni eso.
Gracias por pasar, Made 🫶🏻
Gora de verdad es una hermosa y honesta reflexión, es increíble ver y leer como las personas solo ven la tendencia de la noticia y se les olvida que el fundamento de esa noticia es la perdida de vidas humanas, la cual es incalculable, si bien es cierto y en un supuesto caso que la empresa del submarino o alguna compañía aseguradora indemnice a los familiares, ninguna cantidad de dinero sustituye la presencia de un ser querido.
Una de las enseñanzas que aprendí en la universidad y que comprendí estando a bordo y lejos de casa muchos meses es el valor que se le da a la vida humana en el mar, de hecho en orden de prioridades al momento de emergencias se considera primero la vida humana, segundo la preservación del medio ambiente marino, tercero el barco y por ultimo la carga que transporta el mismo.
Es cierto que la curiosidad del ser humano no tiene limites, sin embargo las circunstancias son las que colocan esas barreras y nos indican que aun no estamos listos para tener el conocimiento de todo.
Como coloque en twitter, La vida en el mar no es sabrosa, es riesgosa. Sabroso es estar en la orilla de la playa con una fría en la mano tomando el sol.
Tal cual mencionas, Mary, aquí el tema central siempre ha debido ser las pérdidas de vidas humanas, un hecho que no es cuantificable en términos monetarios. Lejos de ello el focus estuvo en cuestionar la naturaleza del evento. Nos quedó mucho por aprender.
Bien lo dices basada en tu experiencia en el mar, la prioridad siempre debe ser la vida.
Muchas gracias por compartir este comentario. Me queda el aprendizaje de saber eso que afirmas: la vida en el mar no es sabrosa, es riesgosa. Para disfrutar está la playa.
Un abrazo, Mary.
Gorita, yo siempre le he tenido miedo al mar, pero no a la superficie, sino a esas produndidades, mucha gente no me ha entendido pero es que realmente no sabemos que hay ahí abajo y solo imaginar la oscuridad, el no poder respirar y la presión, me da de todo, yo por eso no haría ni buceo, de pana, prefiero lanzarme en parapente y al menos sentir la adrenalina de la caida a bajar ahí encerrados con una mascarilla conectado a un tanque para ver unos peces que igual no puedo tocar o peor aun encerrados en una micro espacio reducido para ver lo mismo por una ventana 😵💫😵💫😵💫 ¡no lo comprendo!
De todas formas parece que no les dio tiempo a desesperarse ni nada Gorita, todo fue en milisegundos, paz a sus almas, solo nos queda decir eso, esperando que el aprendizaje quede 😖😖.
Poco después de escribir esta publicación se confirmó lo de la implosión, igual de triste y lamentable, pero al menos sin la agonía.
Yo le temo al mar por lo mismo, por lo desconocido y misterioso, por la falta de aire, lo oscuro, que se yo. Me aterra imaginar lo que allí pueda existir; sin embargo, siento admiración por quienes viven la aventura.
La muerte es parte del proceso natural de la vida, creo que en muchas ocasiones el temor viene dado porque nos sentimos inmortales o porque en alguna parte del camino en esta existencia nos enseñaron que a la muerte hay que tenerle miedo. Sin embargo, soy de los que piensan que el verdadero temor esta en una vida desperdiciada, en una existencia sin propósito eso si da miedo.
En efecto, la muerte es lo más seguro que tenemos en la vida. Temerle es inevitable para muchos, me incluyo. Comparto que la vida debe ser disfrutada con propósito, sabiendo priorizar lo que verdaderamente tiene valor.
Saludos, gracias por pasar.
Gracias ☺️
En sintonía con tu tema, creo que estos últimos minutos hemos estados conectados a la humanidad y a ver lo efímero de los momentos. Justo hice una reflexión desde mi vigilia cuando debía estar dormida sin lograrlo.
Me quedo con esto:
Somos frágiles y vulnerables. Estos eventos nos recuerdan que por mucho que procuremos tener el control de todo, es imposible. Lo otro, que en definitiva la vida es un ratico y no depende de tener mucho o poco, solo es lo que es.
Gracias por pasar Luisita, un abrazo.