The dark glare
A few years ago the difficult situation in his country brought him to a strange city. At first it was not easy but he adapted. Now the long awaited change in the northern lands was forcing him to move again. Instead of leaving, he decided to go to Deep America.
In the gloom of the night, the wind, still with traces of winter, whispered among the old houses, facades eaten away by the inclemency of time, without a trace of paint since their construction. The mantle of the dark glow of a lonely night seemed to cover everything. His arrival in this town seemed to him something tenebrous.
On the first morning, in his new residence he went for a walk for a while, as he passed through the streets he met inhabitants with furtive glances, their faces pale from the new winter, the few who made eye contact, showed a dark smile, which more than joy conveyed a deep sadness, as if their souls had a dark glare. Something was going on in this town, he wondered.
Finally, after walking several blocks he arrived at a bakery, the smell of freshly baked bread flooded the whole room, it is impossible for anyone to resist this smell, here the faces were happier, however there was not the bustle that could be in a place like this. Clara, the young saleswoman kindly asked the stranger, “What can I help you with! José, as a good South American, did not miss the valuable opportunity to satisfy his curiosity and asked why are you all with gloomy faces and even the town has a dark glare? What has happened? A few days ago, Doña Elvira, one of the founders of the town, passed away, her death has saddened us all, but in a few days, when normality returns, you will see that we are a community with a lot of joy and that has always shined in our people.
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En Español
El resplandor oscuro.
Hace unos años la difícil situación en su país lo hizo llegar a una extraña cuidad. Al principio no fue fácil pero se adaptó. Ahora el tan deseado cambio que se esperaba en las tierras del norte lo estaba obligando a mudarse nuevamente. En vez de salir, decidió irse a la América Profunda.
En la penumbra de la noche, el viento aun con rastros del invierno, susurraba entre las viejas casas, fachadas carcomidas por la inclemencia del tiempo, sin rastros de una pintura desde su construcción. El manto del Resplandor oscuro de una noche solitaria parecía cubrirlo todo. Su llegada a este pueblo le pareció algo tenebroso.
En la primera mañana, en su nueva residencia salió a caminar un rato, a medida que transitaba por las calles se encontraba con habitantes de miradas furtivas, sus rostros pálidos por el recién invierno, los pocos que hacían contacto visual, mostraban una tuene sonrisa, la cual más que alegría trasmitía una profunda tristeza, como que si sus almas tuvieran un resplandor oscuro. Se preguntó ¿Algo estaba pasando en este pueblo?.
Al fin, luego de caminar varias cuadras llego a una panadería, el olor a pan recién salido del horno inundaba toda la sala, es imposible que nadie pueda resistirse a este olor, aquí los rostros estaban más alegres, sin embargo no había el bullicio que pudiera haber en un local como este. Clara, la joven vendedora con amabilidad le pregunto al forastero ¡En que puedo ayudarte! José como buen Suramericano, no perdió la valiosa oportunidad de satisfacer su curiosidad y pregunto ¿Por qué todas andas con caras sombrías y hasta el pueblo tiene un resplandor oscuro? ¿Qué ha pasado? Es que acaso no eres de por aquí respondió Clara, hace unos días, falleció Doña Elvira una de las fundadora del pueblo, su muerte nos ha entristecido a todos, pero en unos días, cuando retorne la normalidad veras que somos una comunidad con mucha alegría y que siempre ha brillo en nuestra gente.
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